Informaciones Psiquiátricas - Cuarto trimestre 2004. Número 178

El informe sobre el cannabis 2004: Análisis de situación y propuestas de actuación

Josep Solé Puig
Doctor en medicina, psiquiatra Coordinador de la Unidad de Patología Dual-Alcoholismo,
Benito Menni Complejo Asistencial en Salud Mental,
Sant Boi de Llobregat, Barcelona

Recepción: 15-12-04 / Aceptación: 23-12-04

RESUMEN

En 2004, el Ministerio del Interior y la delegación del gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas publicaron el informe sobre el cannabis que constituye la posición oficial del Gobierno de España en este debatido tema. Los cambios políticos ocurridos desde entonces no han hecho variar las conclusiones obtenidas. El objetivo de este estudio fue ofrecer el estado actual de la cuestión en los aspectos sanitario, social y jurídico, principalmente, y al mismo tiempo proponer acciones concretas en los diversos ámbitos. Uno de los miembros de dicho grupo de estudios desarrolla para los lectores de Informaciones Psiquiátricas los puntos más importantes.

Palabras clave: Cannabis, informe gubernamental

SUMMARY

In 2004, the study on cannabis which represents the official position of the Spanish government was published by the Ministry of Internal Affairs and the governmental delegation for the nation’s plan on drugs. The last political changes in Spain have not affected this study, and its conclusions have been assumed by the new Spanish government. Goals of the study was offering the state of the art on cannabis, mainly the health, social and legal aspects, and stablishing some concret proposals on such a disputed question. The author, one of the group members, works out the most relevant issues of the study.

Key Words: Cannabis, Spanish government report

El Informe1 sobre el cannabis 2004, del grupo de estudios ad hoc integrado por veinte miembros de los ámbitos clínico, preventivo, jurídico e investigativo y publicado por el Ministerio del Interior y la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, supone la puesta al día de los dos informes europeos sobre el cannabis que le preceden, belga2 y francés3. Estos tres estudios gubernamentales se incluyen en bibliografía, a los que se añaden las tres monografías españolas consideradas de referencia4, 5, 6 y en las cuales cabe consultar la literatura científica, que en este tipo de estudios se omite.

CANNABIS: CARACTERÍSTICAS, EFECTOS Y CONSECUENCIAS DE SU CONSUMO

Los cannabinoides presentes en el cannabis sativa son sustancias que actúan sobre unos receptores específicos localizados en el sistema nervioso central y tejidos periféricos (los llamados receptores cannabinoides CB1 y CB2). El organismo produce asimismo sustancias que actúan sobre estos receptores constituyendo un sistema endocannabinoide, por tanto endógeno, que interviene en el control de múltiples funciones fisiológicas: control motor, memoria, emoción y motivación, ingesta alimentaria y otras funciones vegetativas. La concentración de receptores cannabinoides en el organismo es superior a la de otros neurotransmisores, lo que da idea de su relevancia fisiológica.

Dependencia/adicción

Los cannabinoides exógenos, provenientes de la planta Cannabis Sativa, son capaces de inducir conducta adictiva (dependencia), siguiendo los criterios de la clasificación psiquiátrica más difundida, el DSM-IV-TR, la última revisión del manual diagnóstico americano. En relación a los síntomas de deprivación o retirada, es decir, el síndrome de abstinencia descrito en consumidores crónicos, se admite que es leve o moderado, predominando los trastornos del ánimo y del sueño.

Las tasas actuales de adicción en consumidores de cannabinoides se sitúan en torno al 10%. Sin embargo, debemos considerar el aumento de las concentraciones de principios activos en las preparaciones actuales que pueden cambiar en un futuro estas cifras. Por otra parte, la población adolescente es particularmente sensible a padecer este fenómeno adictivo.

En los estudios con animales de laboratorio son necesarias condiciones experimentales especiales (preexposición a cannabis u otras drogas, dosis particularmente reducidas) para demostrar efectos reforzantes (placenteros). Los modelos animales muestran el desarrollo de tolerancia a la mayor parte de las respuestas farmacológicas inducidas por cannabinoides; sin embargo, no ha podido ser observado una abstinencia física espontánea al THC, es decir, el tetrahidrocannabinol, principal compuesto psicoactivo de la planta.

Asociación con tabaco y alcohol

La nicotina es capaz de incrementar los efectos agudos de los cannabinoi-des y todas las acciones farmacológi-cas que pueden inducir una conducta adictiva. El alcohol potencia todos los efectos depresores centrales que producen los cannabinoides. Existe una clara vinculación genética entre las dianas orgánicas del cannabis (los receptores cannabinoides, principalmente) y el alcoholismo.

Uso terapéutico y abuso

Comienzan a acumularse pruebas, en forma de pequeños ensayos clínicos y casos anecdóticos, de que los cannabinoides podrían ser eficaces en el tratamiento de las náuseas y vómitos producidos por quimioterápicos antineoplásticos que no responden a los tratamientos de referencia habituales, en el síndrome de anorexia caquexia de los pacientes con ida o cáncer terminal, el dolor neuropático, la espasticidad y otros síntomas de la esclerosis múltiple, y algunas alteraciones del movimiento. No obstante, es necesario la realización de futuros ensayos clínicos y esperar los resultados de que están en curso para definir el posible lugar en terapéutica en estas y otras indicaciones. Actualmente se están desarrollando nuevas vías de administración co-mo la retal, sublingual o transdérmica para evitar los efectos perjudiciales del humo del cannabis fumado y aumentar la baja biodisponibilidad de la vía oral. Aunque el futuro inmediato parece basarse en medicamentos derivados directamente de cannabinoides vegetales, la investigación actual tiende a desarrollar por un lado nuevos fármacos que actúen potenciando o inhibiendo los efectos de los cannabinoides endógenos y por otro, fármacos sintéticos agonistas y antagonistas de los receptores cannabinoides.

Es necesario disociar el uso terapéutico de los cannabinoides y su potencial abuso. En general la prescripción terapéutica de una sustancia no suele estar asociada al abuso de la misma. Por el contrario, la libre venta de la sustancia psicoactiva sí se asocia al incremento del consumo. La posible utilidad terapéutica de alguno de sus componentes o derivados sintéticos debe considerar los potenciales efectos indeseables sin limitar el adecuado uso terapéutico de los mismos. Diversas asociaciones de pacientes se han manifestado a favor del autoconsumo con fines terapéuticos: es imprescindible la monitorización de su uso para conocer las consecuencias indeseables y/o beneficiosas del citado consumo. También hay que garantizar el compromiso ético debido: no sólo hay que comprobar en estudios reglados que los cannabinoides son eficaces para procesos concretos, sino también que son más efectivos que el mejor medicamento existente y ya indicado para dicha patología.

Escalada de consumo

Los estudios de seguimiento realizados en adolescentes, publicados en los últimos 20 años, indican claramente que hay una progresión de los consumos, empezando por el alcohol y el tabaco, seguidos por el cannabis en muchos casos, y a continuación por las drogas ilegales. De ahí que consumir las primeras drogas en la secuencia incrementa la probabilidad de consumir las siguientes de esta secuencia: alcohol-tabaco-cannabis-otras drogas ilegales. Cuanto antes se empiece a consumir las drogas de dicha secuencia mayor riesgo habrá de progresar más rápidamente en el consumo de las drogas de la secuencia. Sin embargo, también hay que decir que este orden de la secuencia no es causal; o, lo que es lo mismo, que tomar las primeras drogas de la secuencia incrementa el riesgo de pasar a consumir las que siguen en la misma, pero no ocurre esto en todas las personas. Sí que sabemos que este riesgo se incrementa de modo importante en función de la precocidad en el inicio de uso y en la intensidad del consumo en cada droga de la secuencia.

Por ello, el cannabis suele describirse como la droga de entrada a las otras drogas ilegales, después de pasar la persona por el consumo previo de las drogas legales alcohol y tabaco. Otros factores de riesgo facilitan o potencian este consumo o la persistencia en el mismo. De ahí la relevancia del con-sumo de cannabis como predictor del consumo y de problemas en el individuo. Y de ahí que sea una droga de gran importancia tanto para la prevención como para predecir los problemas de abuso y dependencia ulteriores. Que no se consuma o que se retrase al máximo la edad de inicio evita muchos de los problemas que su consumo crónico acarrea.

En relación a otras drogas ilícitas, existen interacciones entre el sistema cannabinoide y los sistemas sobre los que actúan. La administración crónica de cannabinoides puede potenciar determinadas respuestas agudas de los psicoestimulantes y opioides. Sin embargo, dicha coadministración no facilita la dependencia física de opioides ni los efectos reforzantes de los psicoestimulantes y opioides.

Consecuencias del consumo en la pubertad

Las consecuencias a largo plazo del consumo cuando éste empieza en la adolescencia son muy diferentes que cuando comienza en los adultos: si el inicio se produce antes de los dieciséis años puede tener manifiestas consecuencias negativas a nivel cognitivo, como son la menor capacidad de atención y concentración, y la pérdida de memoria.

Hay asociación estadística entre uso de cannabis, personalidad antisocial y futuro policonsumo/problema social al llegar a la edad adulta. La asociación es epidemiológica e indica que cuanto más precoz, duradero e intenso es el consumo de cannabis, más problemas personales y sociales tienden a sufrir los consumidores.

Dificultades para concentrarse en el trabajo o en los estudios

En relación a posibles interferencias en el rendimiento laboral por parte del uso de cannabis, hay estudios comparativos de los efectos psicomotores agudos alcohol versus cannabis que equiparan dieciséis inhalaciones de un porro de marihuana a la ingesta de más de un litro de cerveza.

En la actividad escolar hay datos de peor rendimiento escolar, con una clara referencia a los efectos sobre la memoria a corto plazo y la atención y capacidad de concentración si el consumo es repetido. Se asocia entonces a un comportamiento predeterminado, relacionado a su vez con dicho peor rendimiento escolar.

Consecuencias a largo plazo del consumo de cannabis

En relación al llamado síndrome amotivacional, estudios diversos no han demostrado su existencia. Intoxicaciones repetidas y a diario por consumo de cannabis y su repercusión volitiva están en la base de estudios sobre dicho síndrome amotivacional, que en rigor no se considera demostrado de forma concluyente. Lo que sí se considera demostrado es que la intoxicación cannábica suele cursar con apatía y que existen datos de fuerte correlación entre la actividad del sistema cannabinoide endógeno y el control de las respuestas emocionales.

Aparición de síntomas psicóticos en jóvenes y en adultos

El autor de este trabajo aportó lo que sigue:

Los clínicos, especialmente los psiquiatras, suelen hablar de una asociación entre consumo de cannabis y esquizofrenia, relación que por otra parte se considera no demostrada, hasta el punto que hay expertos que la niegan. El principal argumento en contra sigue siendo que en las regiones del mundo con consumo endémico de cannabis no hay más esquizofrenia que en el resto, aproximadamente un 1%, como se sabe. Argumento a favor de dicha conexión: no debería extrañar que una sustancia psicotomimética —con efectos parcialmente similares a los de los alucinógenos (por ejemplo el LSD)— como el cannabis pueda exacerbar e incluso precipitar esquizofrenia, enfermedad caracterizada por alucinaciones y/o contenidos delirantes.

Lo que sí se considera demostrado es que el consumo de cannabis puede ser perjudicial (trastorno por abuso) y conlleva riesgo adictivo (dependencia). Hay riesgo de que la intoxicación curse con alteraciones perceptivas como alucinaciones visuales, auditivas y táctiles. El consumo de cannabis también entraña el riesgo de lo que se llama trastorno psicótico inducido: la persona percibe enteramente reales las alucinaciones —ya no son pseudoalucinaciones— y pierde por tanto el juicio de realidad, pudiendo tener también ideas delirantes. El riesgo más grave es el de las personas que evolucionan a esquizofrenia. Al mismo tiempo hay que reconocer que el trastorno inducido por cannabis más frecuente es la ansiedad, que puede incluir síntomas depresivos.

Se barajan tres hipótesis principales respecto a los síntomas psicóticos, sin que en la actualidad pueda darse por válida ninguna de ellas:

  • El consumo de cannabis induce síntomas psicóticos (efecto psicotomimético del cannabis)
  • La persona que padece estos síntomas se automedica con cannabis (efecto depresor central del cannabis)
  • Existe una personalidad premórbida (predisposición) común a la persona que va a padecer síntomas psicóticos y la que tiende al consumo de cannabis.

Consumo de cannabis y manejo de vehículos y maquinarias

El uso de cannabis por sí solo no parece ser un factor de riesgo para la conducción según los estudios epidemiológicos, aunque se necesitan más estudios a este respecto, ya que existen datos sobre los efectos del cannabis en la conducta que permiten prejuzgar efectos negativos en la conducción: se da por sentado que el consumo de cannabis unido al de alcohol incrementa el riesgo de accidentabilidad-siniestrabilidad.

Consecuencias aumento de la concentración de THC en preparaciones de cannabis

Las preparaciones actuales de cannabis tienen concentraciones muy superiores a las de hace unos años. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de las investigaciones realizadas se han desarrollado con preparaciones que contienen concentraciones inferiores a las actuales, con lo que es previsible un aumento de las consecuencias negativas del consumo.

Influencia del consumo fumado de cannabis

Debido al desigual consumo entre tabaco y cannabis en la población mundial es difícil establecer una relación entre el cannabis fumado y cáncer. Sin embargo, el gas y el alquitrán del cannabis contienen concentraciones mayores de algunos cancerígenos como el benzopireno. En cualquier caso, el consumo de cannabis/marihuana fumado es un importante factor de riesgo para padecer enfermedades broncopulmonares. El THC es un broncodilatador, por lo que asociado al tabaco potencia los efectos cancerígenos de éste.
Efectos sobre la actividad cardiovascular

Consumir cannabis aumenta la frecuencia cardiaca, aumenta ligeramente la tensión arterial en posición decúbito y produce hipotensión ortostática. En un enfermo coronario aumenta el riesgo de padecer un trastorno cardiaco. Como efectos crónicos produce hipotensión y bradicardia.

Acciones sobre la ingesta de comida

Los cannabinoides pueden aumentar el apetito en sujetos parcialmente saciados, aunque en administración crónica no resultan ser orexígenos ni promueven ganancia de peso.

SITUACIÓN ACTUAL DEL CONSUMO DE CANNABIS EN ESPAÑA

Tendencias de consumo en la población española adolescente

El cannabis, al igual que ocurre en otros países de nuestro entorno, es la droga ilegal más consumida. Según la última (2002) encuesta escolar sobre drogas (Observatorio Español sobre Drogas (OED)/Plan Nacional sobre Drogas) realizada en población entre 14 y 18 años, un 36,9% de los escolares la han probado y un 22% de los escolares la consumen habitualmente. Es la droga cuyo consumo más está creciendo desde hace años.

En adolescentes, la curiosidad es la principal razón por la que se prueba por primera vez, seguida de la diversión y el sentir nuevas sensaciones. El hecho de estar prohibida no es un factor que aparezca como determinante en el consumo.

Edad de inicio

La edad media de inicio de los que han experimentado son los 14,7 años, según la encuesta escolar sobre drogas del OED. Éste es un hecho sobre el que conviene insistir: la edad de inicio es factor determinante de la evolución del consumo y de sus consecuencias. Una parte importante de los malentendidos y de la actitud tolerante hacia esta droga vienen determinados porque muchos adultos tienen una visión muy ligada a su propia experiencia.

El problema más importante es que el aumento de los consumos concierne en gran parte a adolescentes que, además de ser más susceptibles a las modas, aún no han madurado plenamente el sentido de su libertad y no son responsables plenamente de las decisiones que toman. También son etapas de la vida en las que las influencias de las diversas drogas son mayores y con posibles consecuencias a largo plazo que el adolescente no puede prever.

Policonsumo

El patrón más habitual de consumo de cannabis en España es de policonsumo. Entre los consumidores en el último año de cannabis dentro de la mencionada encuesta escolar, el 97% son consumidores de alcohol en ese periodo, un 70% ha consumido alguna vez tabaco, un 17% éxtasis y un 21% cocaína. Estos policonsumos facilitan la creación de situaciones de riesgo, puesto que los efectos de las diversas drogas se potencian.

Demanda de tratamiento

Se observa una creciente demanda de tratamiento, especialmente de casos nuevos. La edad media de los casos admitidos a tratamiento es muy inferior (24,1 años) a la de las demás drogas y con tendencia a disminuir. Se observa que los menores de 18 años constituyen el grupo que mayor demanda de tratamiento realiza por consumo de cannabis. La población entre 14 y 18 años reconoce problemas asociados al consumo de cannabis, con gran representación de la esfera psicológica.

Urgencias médicas y accidentabilidad

El cannabis ha aumentado su presencia en las urgencias hospitalarias asociadas a drogas ilegales. Así, en 1996, el 6,2% de las urgencias en las que se detectaron sustancias tóxicas ilegales registraron la presencia de cannabis, cifra que ascendió al 16,9% en 2001.

Los fallecidos en accidentes de tráfico en los que se detecta cannabis también han experimentado un aumento. En 1996, el 6,5% de los fallecidos que habían consumido sustancias tóxicas ilegales tenían restos de cannabis, mientras que en 2001 se contabilizó un 18,7%.

Aumento de la pureza del THC

Los análisis realizados por el Instituto de Toxicología revelan un aumento de las concentraciones de THC, el componente psicoactivo del cannabis, en los porros que se consumen en España. Así, en la memoria de 1994 se describe una concentración media que oscilaba entre el 4 y el 7%; en 1998, entre el 8 y el 10%, y en 2002, entre el 10 y el 14%; este último estudio se realizó sobre casi tres mil muestras.

El aumento de THC en los porros se debe a la selección de semillas y a la mejora de las técnicas de cultivo, dos aspectos en los que trabaja la industria que cultiva cáñamo.

Las publicaciones de promoción del cannabis dedican un extenso espacio a explicar cómo conseguir el máximo rendimiento de las plantas y mayores concentraciones de THC.

Consumo en poblaciones de riesgo

La generalización del consumo afecta especialmente a las poblaciones en mayor riesgo, ya que la prevalencia de consumo en estos grupos aumenta al igual que lo hace en el resto de la población pero con consecuencias más adversas. Por el contrario, también hay que señalar que las estrategias de prevención poblacionales, es decir, las que se dirigen a disminuir la prevalencia en la población general y en concreto, disminuir la accesibilidad y disponibilidad de las drogas, afectan de forma especialmente positiva a los grupos más vulnerables (menores, consumidores abusivos).

DETERMINANTES DEL CONSUMO

El descenso en la percepción del riesgo asociado al consumo de cannabis

La percepción de riesgo relacionada con el consumo de cannabis ha ido disminuyendo en una relación inversamente proporcional al consumo. En la encuesta escolar española una parte importante de los estudiantes tiene una escasa percepción de riesgo ante el consumo de alcohol y cannabis. Una cuarta parte de los estudiantes considera que el consumo habitual de cannabis no produce ninguno o pocos problemas. Además, por primera vez, la percepción de riesgo del cannabis es similar a la del tabaco. Esta percepción del riesgo disminuye a medida que aumenta la edad, de forma que a los 18 años es menor que la del tabaco.

Sin embargo ha aumentado la percepción del riesgo para el resto de las drogas. La población establece importantes diferencias entre la percepción del riesgo del consumo de cannabis y el del consumo de otras sustancias ilegales.

Aumento de la percepción de accesibilidad y disponibilidad

Sin lugar a dudas, hoy el cannabis está más presente en el entorno en el que se mueven muchos jóvenes. Una gran proporción de ellos tiene información sobre las drogas y saben dónde y cómo conseguirlas. Sin este aumento de la disponibilidad el proceso de normalización no podría haberse producido.

Un 78,1% de los estudiantes de Bachillerato manifiestan que es fácil o muy fácil conseguir cannabis. En el caso de estudiantes de Formación Profesional el porcentaje aumenta hasta el 87,5%.

En un estudio europeo (Eurobarómetro 57.2 del 2002) en una muestra de 7.687 jóvenes de 15 a 24 años de los países miembros de la Unión Europea, un 61,9% dice que es fácil conseguir drogas cerca de su casa, un 54,9% en su colegio o cerca de él, un 76% en fiestas y un 72,3% en los bares o discotecas. Existen evidencias que la fácil accesibilidad es un factor de riesgo especialmente entre la población más joven.

La permisividad y la ambivalencia de la sociedad adulta

Existe un entorno social de alta tolerancia hacia el consumo del cannabis. No sólo por parte de los propios adolescentes y jóvenes sino por parte de importantes sectores de la sociedad adulta que se encuentra en posiciones especialmente relevantes debido a su influencia en la sociedad en general y en especial en los adolescentes y jóvenes (padres, mediadores sociales, medios de comunicación, educadores, sanitarios, operadores jurídicos)

Esta permisividad social está íntimamente ligada al descenso en la percepción del riesgo, la cual a su vez influye considerablemente en las tendencias de consumo.

Educación parental

Muchos padres ven con poca preocupación o incluso complacencia los consumos de cannabis de sus hijos. La permisividad de los padres respecto al consumo de drogas aparece asociada en la literatura científica a mayores consumos y la prohibición de los padres a menores consumos de alcohol, tabaco y cannabis.

En concreto, en la encuesta escolar 2002 la prohibición absoluta de los padres respecto al consumo de cannabis aparece como un factor de protección. Sin embargo la libertad absoluta no se relaciona con los mayores niveles de consumo, que se dan entre los hijos de padres con posiciones intermedias. La prohibición total de los padres respecto del consumo de cannabis se relaciona con un retraso en la edad de inicio: 14,8 años, frente a los 14,3 años de los hijos de padres que plantean libertad absoluta respecto al consumo.

En definitiva, esta permisividad puede esconder dificultad al encarar la labor educativa en lo que concierne a las drogas, actitudes acomodaticias y, en último término, negligencia.

Tiempo libre

La importancia que para muchos adolescentes y jóvenes tiene en sus vidas el salir mucho los fines de semana es muy determinante de la implicación en el consumo de cannabis y otras drogas. Según los datos de la encuesta escolar sobre drogas 2002 el hecho de ir a bares/discotecas en tiempo libre, la frecuencia de las salidas nocturnas (salir todos los días/fines de semana) y la hora de regreso a casa (después de las 2 horas) se relaciona con mayores consumos de cannabis en los últimos 30 días, sin embargo, la hora de regreso en las salidas nocturnas anteriores a las 24 horas se relaciona con menores consumos experimentales y ocasionales de cannabis.

Existe una gran presión de la industria recreativa para ofrecer un modelo muy determinado de tiempo libre, junto posiblemente a una insuficiente oferta o promoción de otras formas de tiempo libre.

Medios de comunicación

Todo lo relacionado con el cannabis se ha convertido en una cuestión mediática de primer orden. Cualquier descubrimiento científico, manifestación de alguna persona relevante, sentencia judicial, etc. se convierte rápidamente en cabeceras periodísticas. Como sabemos, una vez puesta en marcha una dinámica de este estilo es difícil substraerse a ella... Es especialmente reveladora, o de la falta de información o del interés de mantener la ambigüedad y la confusión, la forma en que se trata la cuestión del ‘porro terapéutico’. No existe en el mundo científico y profesional un interés en marginar las posibilidades terapéuticas de los cannabinoides, sino todo lo contrario; pero esto tiene no tiene nada que ver con el apoyo al uso recreativo o como droga que se pueda hacer del cannabis.

Hay que destacar que según manifiestan los jóvenes en la encuesta escolar del OED, los medios de comunicación son actualmente la principal fuente de información sobre drogas para los jóvenes, y que además lo son en mayor medida para los consumidores de esta sustancia que para los no consumidores: un 66% de los consumidores ocasionales la consideran la principal fuente de información, frente a un 58% de los no consumidores.

Consumo por parte de iguales

El consumidor de cannabis suele rodearse de amigos que también consumen: según la citada encuesta escolar del OED, entre los consumidores ocasionales un 57% tenía amigos que también consumen, mientras sólo un 7,2% tiene amigos que no consumen esta sustancia.

Promoción del consumo

Existe una cultura pro cannabis creciente en Europa y otros países que va ocupando espacios sociales y culturales. La capacidad de maniobra de este movimiento cultural ha facilitado que el consumo de esta droga sea considerado como signo de identidad dentro de bastantes movimientos ciudadanos o culturales como pueden ser algunos sectores de movimientos ecologistas, movimientos okupa, antibelicistas, etc. Difícilmente podrá tener éxito un intento de reconducir la situación del abuso de cannabis sin generar elementos culturales que reestablezcan un equilibrio con esta cultura que está siendo asumida de una forma acrítica por muchos adolescentes y jóvenes.

Existe una amplia plataforma que trata de abrir un espacio en el mercado. Está integrada por intereses económicos que tienen que ver con estrategias de marketing social de producto y puras estrategias mercantiles; de hecho, la industria del cannabis ha tenido un gran desarrollo y abarca desde tiendas para la venta directa de semillas y utensilios para el autocultivo, catálogos web, publicaciones, y todo tipo de artículos para su cultivo y accesorios además de semillas. Algunos sectores juveniles han asimilado la defensa del consumo de cannabis como parte de su identidad generacional. En este sentido, es fundamental conocer los elementos que definen esta cultura creada alrededor del cannabis para saber cómo se vincula simbólicamente a los jóvenes y la potencialidad de su estrategia de marketing.

El argumentario utilizado es muy amplio:

  • Desde hace miles de años el cannabis ha formado parte de los ritos centrales de las más diversas culturas y de sus momentos de ocio.
  • Ha sido una de las medicinas más utilizadas, hasta que a principios del siglo XX consideraciones de tipo moral y racista habrían llevado a su prohibición.
  • Supuestamente es menos perjudicial que el alcohol y el tabaco.
  • También se hace un alegato a los derechos del hombre y a su deseo de libertad.
  • Desde plataformas pro cannabis se buscan las alianzas y complicidades con otros colectivos como pueden ser algunos grupos ecologistas, pacifistas, solidaridad con el tercer mundo... bajo el mensaje de la opresión y la lucha por un mundo mejor.
  • Dentro del argumentario podemos encontrar también connotaciones políticas, filosóficas, etc. que intentan trasladarse a la sociedad española desde una apología del consumo.

SITUACIÓN JURÍDICA

Estudio de la legislación vigente

La regulación del cannabis en nuestro Ordenamiento Jurídico tiene lugar en dos grandes ámbitos: el penal, que tipifica las conductas referidas a la producción y al tráfico básicamente, y el administrativo, que sanciona el consumo en determinadas circunstancias, tal como se esquematiza en la tabla I.

Su consumo puede tener consecuencias en otros ámbitos jurídicos, como el laboral, dónde puede dar lugar a un despido disciplinario, o el civil, dónde puede llegar a determinar situaciones de incapacidad y de pérdida de patria potestad o afectar en procesos de separación o divorcio. En todos estos casos debe venir acompañado de las consecuencias derivadas del consumo habitual, pues el mero consumo no tiene consecuencias directas regladas.

Estudio de derecho comparado

El marco de la política internacional sobre las sustancias tóxicas son las Convenciones de Naciones Unidas de Nueva York de 1961(estupefacientes) y Viena de 1972 (psicotrópicos) y de 1988: nuevas formas de investigación de narcotráfico, y control de precursores y blanqueo de capitales.

En Estados Unidos prima la política prohibicionista, de suerte que está castigado tanto el tráfico como el consumo por la vía penal.

Esta misma regulación se sigue en algunos países europeos, como Portugal. Sin embargo, en el entorno Europeo priman los países que castigan penalmente el tráfico y elaboración de cannabis y sancionan administrativamente o incluso consideran completamente inocuo éste. Es el caso de Grecia, Francia, Italia, Suecia y Finlandia, entre otros.

Los países que tradicionalmente se han erigido como pioneros de la despenalización del cannabis, como son Holanda y Canadá, se hallan actualmente sumergidos en un debate político y social sobre la conveniencia de su penalización. Así, en Holanda se ha producido un movimiento inverso y se ha reducido la cantidad de cannabis permitido en concepto de autoconsumo, y ello tras constatarse una relación directa entre la despenalización de determinadas conductas relacionadas con esta sustancia y el aumento de consumidores, no ya de cannabis, sino de otras sustancias tóxicas, para las que el cannabis constituye, pues, la vía de acceso. Se observa, además, una desinformación en torno a la situación legal existente en este país, que no ha autorizado el tráfico de cannabis, sino sólo su consumo controlado y el pequeño tráfico que éste genera siempre que se produzca en determinados establecimientos regulados administrativamente al efecto.

Estudio de la realidad actual relacionada con el cannabis

La regulación jurídica vigente está caracterizada por una serie de elementos que en mayor o menor medida favorecen el tráfico y el consumo ilícito de cannabis. Estudiados estos aspectos en torno a los fines de toda pena, se observa:

  • Falta de eficacia de la finalidad preventiva general de la norma legal, al observarse:
    • Una clara indeterminación en el mensaje normativo. Esto es, las normas que regulan el tráfico y consumo no son claras para la sociedad, que percibe mensajes erróneos, tales como que el consumo no está castigado, esto último favorecido por la dispersión normativa y la regulación del consumo mediante una norma de distinta naturaleza jurídica a la que regula el tráfico.
    • Una cierta permisividad de las instancias sobre todo judiciales con la conductas menos lesivas para la salud pública, como la venta de muy pequeñas cantidades de cannabis, que favorece la sensación de no estar realizando una conducta grave.
    • Desautorización del mensaje normativo al no compartirse por no apreciar la sensación de riesgo o lesividad del bien jurídico protegido: la salud pública.
  • Falta de eficacia de la finalidad represiva y preventiva especial de la pena: la escasa entidad de las penas (de un año y 1 día de prisión a 6 años y 9 meses) favorece la comisión de este delito. Esto es especialmente importante en relación al tráfico organizado.
  • Diferenciación nítida de las mismas conductas delictivas dependiendo de que se refieran a cannabis o a otro tipo de sustancias (cocaína, LSD, anfetaminas...) que convierte en rentable el tráfico de cannabis: se califica el cannabis jurisprudencialmente como droga que no causa grave daño a la salud, por lo que las penas son inferiores.

SITUACIÓN DE LA PREVENCIÓN

En los últimos años la prevención del consumo ha sido una prioridad en las políticas de drogas en nuestro país, con especial atención a las drogas legales. Los esfuerzos se han centrado especialmente a la prevención del consumo de alcohol, combinando medidas de sensibilización, educativas, de generación de alternativas y de limitación de la promoción y la oferta. Estos esfuerzos han dado sus frutos, tal y como puede observarse en las distintas encuestas sobre drogas realizadas por el Plan Nacional sobre Drogas: el consumo de alcohol, especialmente el consumo habitual entre los más jóvenes ha disminuido en más de 20 puntos porcentuales desde 1994 (del 78,5% en 1994 al 55,1% en 2002). Esta misma situación se había producido anteriormente con el tabaco. También en este caso una combinación de medidas preventivas lograron modificar las tendencias ascendentes de consumo entre la población.

En el caso del cannabis podemos afirmar que hasta la fecha no se ha puesto en marcha una política global que permita frenar las fuertes tendencias ascendentes de consumo que venimos observando desde hace años; más bien sucede lo contrario, que ante el vacío de respuesta, los grupos que promueven su consumo van ganando terreno y posiciones, lo que hace que cada vez el punto de partida para las medidas de prevención se sitúe en niveles más débiles.

Medidas informativas

Informar sobre las sustancias es necesario pero no suficiente y debe ser un componente más de estrategias preventivas amplias que abarquen otros aspectos tanto del entorno como de los individuos.

Aunque es cierto que la información incrementa el conocimiento sobre las drogas y sus riesgos, debemos tener en cuenta que está compitiendo con unas actitudes sociales, una barrera de experiencias de la vida real e importantes sectores interesados que promueven un mensaje diferente. La influencia que tiene la experiencia personal en las percepciones de las personas tiende a pesar más que cualquier información suministrada. Por ello, y para que sus efectos sean eficaces a corto y medio plazo, la estrategia informativa debe acompañarse de cambios normativos y de actuaciones en el entorno de los ciudadanos que entren por sí mismas en las experiencias cotidianas de las personas.

En general los consumidores de cannabis se sienten suficientemente informados sobre la sustancia. Así por ejemplo en la Encuesta Escolar de 2002 (OED) un 95% de los consumidores diarios se sienten perfectamente informados.

En la situación actual prima la desinformación sobre las consecuencias del uso de estas sustancias. Especialmente importante es la actual manipulación de la información científica —cuya manifestación más clara es todo lo que ocurre alrededor de las utilidades terapéuticas del cannabis que logran crear un clima de desconcierto y de arbitrariedad respecto a la postura de las instituciones.

Se debe tomar nota de la importante ofensiva mediática (revistas, páginas Web, música,...) que se está produciendo en defensa del consumo de cannabis, para entender que en estos momentos los adolescentes y jóvenes reciben sobre todo información sesgada. Desde las instituciones el nivel de información sobre el cannabis es muy limitado y puntual.

Medidas educativas

Una larga experiencia en la evaluación de los programas preventivos en la escuela permite concluir que este tipo de programas logran retrasar la edad de inicio del consumo y reducirlo cuando éste ya existe, estos programas van en su mayoría enfocados a la prevención del consumo del tabaco y el alcohol que son las principales drogas de inicio. Los esfuerzos que se hacen en la prevención de las drogas legales tienen una importancia enorme en la prevención de las ilegales.

La evidencia científica aporta claves para garantizar la eficacia de este tipo de programas:

  • Deben incluir múltiples componentes, tales como la información, el desarrollo de habilidades sociales genéricas, el desarrollo de habilidades de resistencia, la toma de decisiones, solución de problemas, etc.
  • Deben utilizar métodos interactivos de aprendizaje.
  • Deben mantenerse en el tiempo: las intervenciones eficaces abarcan varios años escolares y guardan relación con cambios en el desarrollo social y cognitivo de los jóvenes.

Actualmente los programas de prevención escolares se encuentran con serias dificultades para su implementación. Aunque anualmente se llega con acciones preventivas a algo más de 500.000 alumnos anualmente, en muchos casos se trata sólo de acciones puntuales sin capacidad preventiva real. Es difícil tanto la formación del profesorado como su implicación en la aplicación de programas en el aula al no estar de ninguna manera reglada esta cuestión.

Medidas familiares

La familia merece un tratamiento especial. En la investigación sobre factores de riesgo y protección la influencia de la familia es crucial: es el mayor y más importante entorno de protección, pero también se convierte en el factor de riesgo más influyente cuando las condiciones son adversas. En los últimos años se han potenciado desde los planes de drogas programas de prevención dirigidos a los padres. La media de padres que participan anualmente en este tipo de programas en España en los últimos años es de 30.000. Estos programas se encuentran serias dificultades para lograr la captación y participación de este colectivo. La sensibilización de los padres sobre su importante papel en la prevención del consumo de drogas en sus hijos es crucial, pero además se trata de dotarles de las capacidades para actuar contra una situación de facto que les bloquea, pues por un lado está toda la cuestión mediática pro-cannabis, por el otro están los propios adolescentes entre los que el consumo está muy extendido y que tienden a justificarlo y a defenderlo.

La generación de alternativas

En los últimos años se han desarrollado de forma intensiva en España programas de generación de alternativas de ocio y tiempo libre. Consisten en la oferta de actividades de ocio durante las tardes y noches de fines de semana, en las que el consumo de sustancias no está presente. La evaluación de este tipo de programas es aún incierta; muchos programas de ocio nocturno no tienen resultados positivos, aunque existe evidencia de su capacidad preventiva cuando se dirigen a poblaciones en situaciones de alto riesgo.

Estos programas, que muchas veces sólo son actuaciones puntuales —y que por tanto no alcanzan la categoría de programas— que cumplen más bien intenciones electorales, sólo tienen sentido dentro de políticas preventivas más amplias que apuesten claramente por potenciar un tipo de ocio recreativo distinto del modelo actual.

Medidas de protección y control

Se entiende por esto todas aquellas medidas que limitan la disponibilidad y accesibilidad de la sustancia y que protegen al consumidor de las estrategias de promoción.

Las medidas que contribuyen a disminuir la accesibilidad y la disponibilidad de las drogas afectan al consumo de manera muy clara y actúan como medidas de protección social (disminuyen la vulnerabilidad de una sociedad frente al consumo). En el caso de las drogas legales este papel lo cumplen las limitaciones a la venta y la promoción; en el caso de las ilegales este mismo papel lo cumplen todas aquellas medidas de represión que disminuyen la presencia de las drogas en la vida pública.

Hoy en día, tal como se ha visto en el punto 7 del apartado de epidemiología existe una creciente promoción del los productos derivados del cannabis sin que hasta la fecha se hayan puesto en marcha sistemas eficaces que limiten este tipo de promoción, especialmente cuando se dirigen a menores.

Normas sociales

El ámbito en el que se aplica el control de la promoción de las sustancias no es sólo el legislativo. En la mayoría de los casos las normas sociales tienen una influencia mayor y más directa que las propias leyes en la conducta de los individuos. Por otro lado muchos autores resaltan el valor educativo de las leyes, ya que precisamente contribuyen, cuando se adecuan a los valores sociales, a crear unas normas sociales que actúan como fuertes elementos de protección frente a determinadas formas de consumo de sustancias. No obstante, cuando este tipo de medidas no encuentran apoyo social pueden generar rechazo y ser contra preventivas.

Es este un campo muy importante pues la cultura pro-cannabis se ha ido apropiando de valores muy importantes para la sociedad como son la tolerancia, la solidaridad, la libertad, el antibelicismo, de forma que muchos jóvenes acaban pensando que consumiendo cannabis están contribuyendo a que el mundo sea más justo. Se tendrá pues que intentar desentrañar estas relaciones que se basan sobre maniobras de confusión a través de establecer debates sobre estas cuestiones. Es importante que personas relevantes del mundo cultural, político, artístico o científico entre otros se impliquen y aclaren cual es la mejor forma de defender estos valores y cual es la contribución del consumo de cannabis en la defensa de estos valores.

CONCLUSIONES

El grupo de estudios sobre el cannabis, reunido por iniciativa del Ministerio del Interior en 2003 y comienzos de 2004 en la sede de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, sentó las siguientes seis conclusiones, seguidas de propuestas concretas de actuación:

  1. El cannabis no es una droga inocua, sino una sustancia cuyo abuso tiene impacto en la salud, especialmente en la salud mental, con probables repercusiones en el desarrollo personal cuando su consumo se inicia en la adolescencia.
  • Se ha descubierto que el cannabis actúa en el organismo humano a través de un sistema cannabinoide endógeno bien identificado que interviene en el control de múltiples funciones fisiológicas: control motor, memoria, emoción y motivación e ingesta alimentaria y otras funciones vegetativas.
  • Siguiendo los criterios de la clasificación más difundida de trastornos psiquiátricos, es decir, la última revisión del manual americano conocido por sus siglas, DSM-IV-TR, los cannabinoides inducen conducta adictiva (adicción): alrededor de un 10% de los que han consumido la sustancia acabarán siendo dependientes. Se ha demostrado la existencia de un síndrome de abstinencia leve con manifestaciones predominantemente emocionales. La población adolescente es particularmente sensible a padecer este fenómeno adictivo.
  • La edad de inicio del consumo de alcohol, tabaco y cannabis es determinante a la hora de facilitar el paso hacia otras drogas, aunque no hay evidencia de que la relación sea causal. El retraso en la edad de inicio actúa como un importante factor protector.
  • Se ha demostrado la existencia de dificultades para concentrarse en el trabajo y en los estudios como consecuencia del consumo repetitivo del cannabis.
  • Su consumo intensivo y repetitivo puede producir sintomatología ansiosodepresiva y psicótica. El trastorno inducido por cannabis más frecuente es la ansiedad, que puede incluir síntomas depresivos. Los síntomas psicóticos pueden manifestarse como alucinaciones visuales, auditivas y táctiles, ideas delirantes y pérdida del juicio de realidad. No se ha demostrado de forma concluyente que consumir cannabis sea causa de esquizofrenia. Al mismo tiempo se considera demostrado que complica el curso de esta enfermedad por riesgo de exacerbación e incluso desencadenamiento de episodios, ensombreciendo el pronóstico.
  • Existen evidencias de asociación entre el consumo de cannabis y trastornos psiquiátricos que están siendo descritas y analizadas en profundidad. El cannabis agrava las dificultades que produce el alcohol para la conducción de vehículos y el manejo de maquinaria.
  • Aunque no se han descrito muertes asociadas a la intoxicación aguda por consumo de cannabis, su asociación con nicotina, alcohol o ambos, potencia sus efectos psicoactivos, lo que podría incrementar sus efectos indeseables.
  • Debido al desigual consumo de tabaco y cannabis por la población mundial es difícil establecer una relación entre el cannabis fumado y el cáncer, aunque contiene concentraciones elevadas de algunos cancerígenos.
  • El consumo de cannabis fumado es un importante factor de riesgo para padecer enfermedades broncopulmonares.
  • El consumo de cannabis durante el embarazo puede tener efectos negativos para el desarrollo del feto.
  1. Durante los últimos años se ha constatado un aumento progresivo del consumo de cannabis, que afecta especialmente a la población joven, con una edad media de inicio de 14,7 años. Es preocupante la proporción de consumidores habituales, así como la asociación de su consumo con el de otras drogas, especialmente el alcohol y el tabaco.
  • Un 36,9% de los escolares entre 14 y 18 años la han probado y un 22% de los escolares la consumen habitualmente. Es la droga cuyo consumo más está creciendo desde hace años (Encuesta Escolar sobre Drogas 2002, Observatorio Español sobre Drogas/ Plan Nacional sobre Drogas).
  • El aumento de los consumos concierne en gran parte a los adolescentes. La edad media de inicio de los que han experimentado son los 14,7 años.
  • El cannabis se consume siguiendo un patrón de policonsumo: Un 97% de los consumidores de cannabis son consumidores de alcohol; un 70% ha consumido alguna vez tabaco, un 17% éxtasis y un 21% cocaína.
  • Paralelamente a estos incrementos en las prevalencias, han aumentado los casos atendidos por cannabis en los centros de tratamiento de drogas, las urgencias médicas y la accidentabilidad asociadas a su consumo.
  1. Existen una serie de elementos determinantes de las actuales tendencias de consumo que no sólo ayudan a entenderlas, sino a orientar las políticas preventivas necesarias para modificar la situación.
  • Asociado a los cambios en los patrones de consumo ha descendido la percepción social del riesgo relacionado con el cannabis y ha aumentado la permisividad e indiferencia social hacia su consumo. Esto ocurre no sólo entre los jóvenes sino en sectores de la sociedad adulta importantes por su influencia en la sociedad en general, (educadores, profesionales de los medios de comunicación, sanitarios, operadores jurídicos...).
  • Ha crecido la percepción de accesibilidad y disponibilidad de esta sustancia, que parece estar cada vez más presente en el entorno de muchos jóvenes.
  • La información que trasciende a la opinión pública, especialmente a la población juvenil, aparece sesgada y no hace hincapié en los riesgos asociados al consumo. Se ha generado una imagen de banalidad asociada a mensajes positivos e incentivadores del consumo.
  • En los últimos diez años se ha duplicado la concentración de THC en los preparados que se consumen habitualmente, sin que se conozcan aún las posibles repercusiones que sobre la salud pueda tener este incremento.
  • También se ha elevado la demanda de tratamiento específico para los consumidores de cannabis, especialmente en menores.
  1. En relación al uso terapéutico de los cannabinoides, principios activos del cannabis, es necesario no confundirlo con el consumo recreativo del cannabis, ya que este argumento se utiliza para la promoción del consumo. Un uso terapéutico implica la administración de cantidades precisas de una sustancia para una aplicación médica aprobada según la legislación sobre medicamentos.
  • Los cannabinoides actúan en el organismo mediante un sistema cannabinoide endógeno para el cual se han descrito múltiples funciones fisiológicas. Casos anecdóticos y pequeños ensayos clínicos surgieren que los cannabinoides podrían ofrecer algún beneficio en el tratamiento sintomático de, la esclerosis múltiple, trastornos del movimiento, el tratamiento del dolor neuropático y como antiemético. No obstante, se desconoce actualmente su posible lugar en la terapéutica en estas indicaciones. Asimismo se deben considerar los potenciales efectos indeseables sin limitar el adecuado uso terapéutico de los mismos.
  • La investigación sobre el potencial terapéutico de los fármacos cannabinoides ha dado resulta-dos prometedores, basados en las múltiples funciones fisiológicas del sistema cannabinoide endógeno. Los miembros del grupo de estudios insisten en que no debe confundirse entre uso terapéutico de cannabinoides (ingesta de medicamentos en forma de comprimidos o suspensión, por ejemplo) y consumo de cannabis (fumar porros de hachís o marihuana).
  1. En cuanto a la prevención podemos afirmar que mientras que en relación a sustancias como el tabaco o el alcohol se han puesto en marcha políticas preventivas que han cambiado las tendencias de consumo, en el caso del cannabis se carece de una política global que permita frenar las fuertes tendencias ascendentes de consumo observadas desde hace años.
  • No existe en la actualidad una estrategia informativa global y continuada que permita contrarrestar la información sesgada que la población está recibiendo sobre el cannabis y que explica en parte el descenso en la percepción del riesgo asociado al consumo de esta sustancia.
  1. En el ordenamiento jurídico español, el cannabis se regula en el ámbito penal, que tipifica las conductas referidas a la producción y al tráfico de drogas, y también en el ámbito administrativo, que sanciona su consumo en determinadas circunstancias.
  • El sistema legal se contempla erróneamente como un instrumento negativamente represivo, no valorándose adecuadamente su función de prevención y tutela de la salud de los potenciales consumidores, especialmente de menores y otros colectivos vulnerables.
  • Penalmente la producción y el tráfico se regulan en los artículos 368 -372 del Código Penal. El cannabis está considerado jurisprudencialmente como sustancia que no genera grave daño a la salud, lo que conlleva una menor penalidad que otras conductas similares relativas a otras sustancias.
  • La escasa entidad de las penas (de un año y un día de prisión a seis años y nueve meses) no resulta suficientemente disuasorio para el tráfico a gran escala.
  • La percepción social sobre el nivel de intensidad en la intervención jurídica no coincide con la realidad: España se sitúa en los modelos más moderados de intervención sancionadora.
  • En el ámbito administrativo se percibe un vacío de regulación administrativa de determinadas conductas, especialmente dirigidas a los menores: folletos, revistas, propaganda informativa, sitios de internet, las llamadas grow shops o tiendas especializadas en útiles (semillas, parafernalia) para el cultivo de cannabis, actos públicos de propaganda, etc., Todo ello favorece el consumo sin quedar penalmente tipificado.

PRINCIPIOS BÁSICOS INSPIRADORES DE LA PROPUESTA

Principio de protección de la salud

El cannabis es la droga ilegal más consumida en la actualidad especialmente por los más jóvenes. No es una droga inocua, sino que su consumo tiene repercusiones sobre la salud, especialmente cuando se produce en edades tempranas. Es un derecho de todos los ciudadanos el acceso a información veraz, clara y fiable que les permita tomar decisiones sobre cuestiones que afectan a su salud.

En el caso de los menores, éstos tienen derecho a la tutela sobre cuestiones que afecten a su salud. Es una obligación de las administraciones públicas crear las condiciones sociales y ambientales que promuevan la salud de los ciudadanos.

Principio de precaución

Nunca se habían dado en nuestra cultura las prevalencias del consumo de cannabis que se están dando hoy en día, especialmente en la población adolescente y juvenil. Tampoco nunca habían sido tan altas las concentraciones de THC —D9 tetrahidrocannabinol, el compuesto psicoactivo principal— en los derivados del cannabis. Existen bastantes aspectos por investigar sobre los efectos del cannabis entre los usuarios tanto a corto como a largo plazo. Tendrán que pasar años para conocer los efectos que pueden tener cuestiones como el uso cada vez más habitual que hacen una parte de los jóvenes y adultos de las concentraciones crecientes en THC.

Principio de prevención

Los datos epidemiológicos actuales permiten observar un incremento creciente del consumo sin que se haya alcanzado aún un techo. De lo que cabe deducir que éste seguirá aumentando a no ser que se desarrolle una clara y contundente política que tienda a revertir estas tendencias previsibles. Es además probable que la expansión del consumo de cannabis incremente el uso de otras drogas.

Para intentar resolver esta situación es necesaria una estrategia global de prevención que revierta las tendencias actuales de consumo incidiendo sobre la oferta y la demanda de esta sustancia.

Ambos aspectos no sólo deben complementarse, sino estar equilibrados.

Principio de oportunidad

Las medidas dirigidas a la prevención del consumo deben estar adaptadas a las características culturales de la sociedad en la que se implantan para no generar un rechazo que pueda ser contrapreventivo y provocar el fracaso de otras medidas más adecuadas.

PROPUESTAS DE ACTUACIÓN

Finalmente, se proponen las siguientes estrategias, en cuatro ámbitos clave: estrategia informativa, estrategia educativa, ámbito normativo e investigación científica.

Estrategia informativa

Se propone la puesta en marcha de una estrategia informativa que permita corregir la información actual sobre el cannabis y aumentar la percepción del riesgo relacionado con su consumo. Esta estrategia informativa debería ser la base de cualquier otro tipo de actuación. La información tiene un importante papel en el apoyo de medidas de protección y control: permite que se entienda mejor su valor de protección y se evite que sean percibidas como medidas negativamente represivas.

En estos momentos la población española —especialmente los adolescentes y jóvenes— recibe abundante información sesgada que es necesario contrarrestar con argumentos basados en la evidencia. Desde las instituciones el nivel de información al público sobre el cannabis es muy limitado y puntual. Debe desarrollarse una estrategia informativa integral y constante, con especial incidencia en los medios de comunicación y en el sistema educativo. Asimismo debe establecerse un sistema permanente de información y seguimiento activo de la situación mientras persista el problema actual.

Las campañas de sensibilización deberían estar encuadradas dentro de esta estrategia, adaptando sus mensajes a esos objetivos en todo momento. Hay que tener en cuenta que sólo cuando forman parte de estrategias más amplias tienen efectos positivos.

Posiblemente sería de gran ayuda proporcionar una información selectiva y activa dirigida a determinados sectores (padres, profesores, profesionales de la salud, periodistas, juristas).

Facilitar la difusión de los hallazgos científicos logrados en la investigación sobre los cannabinoides con el fin de evitar la manipulación sesgada de dicha información. También es importante ver de qué forma la información científica disponible llega a los jóvenes de manera creíble y significativa.

Asimismo hay que desarrollar una estrategia educativa dirigida a dos frentes, por una parte los escolares y por otra a los sectores sociales escolar, familiar y otros ámbitos profesionales.

Estrategia educativa

En el ámbito escolar resulta imprescindible impulsar programas de prevención basados en la evidencia. Habría que impulsar la formación del personal docente para la aplicación de programas preventivos en el aula. La tutoría es un espacio adecuado para este objetivo. Se podría potenciar desde las comunidades autónomas cursos de formación de tutores (actualmente hay iniciativas de este tipo en prácticamente todas). Lo ideal sería que estos cursos contemplasen la formación en habilidades de vida, que son el elemento crucial para trabajar la prevención en el sistema educativo y también en dinámicas participativas, que es otro elemento imprescindible para la aplicación de los programas.

En el caso de los padres de familia el primer paso debe ser conseguir que los padres dispongan de una información adecuada. Pero además se trata de dotarles de las capacidades para poder actuar preventivamente y pedagógicamente con sus hijos. Es necesario el apoyo a las corporaciones locales para que pongan en marcha de forma prioritaria programas de prevención familiar.

Promover la formación en prevención mediante el diseño de módulos formativos dirigidos a los profesionales de la atención primaria en salud, de los profesionales del sector de las drogas, de los juristas, de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado.

Hay que promover, en las administraciones locales, políticas juveniles más activas que faciliten la participación de los jóvenes en el diseño de las decisiones que tienen que ver con su propio bienestar.

Ámbito normativo

En el ámbito normativo deben adoptarse una serie de medidas preventivas, tanto de carácter penal como administrativo, capaces de dar mejor respuesta a los problemas descritos.

En el ámbito Penal

  • Plantear una posible revisión de los tipos penales actuales que contemple un incremento de las penas, de forma que cobren relevancia disuasoria evitando con ello la sensación de impunidad que se produce al estar sancionadas levemente conductas graves como es el caso del tráfico organizado a gran escala de esta sustancia: agravación de la penalidad en lo que se llama tipos agravados de 2º grado.
  • Aumentar el límite mínimo de la pe-na privativa de libertad del tipo básico del artículo 368 —actualmente en un año—, para hacerla más útil frente al pequeño tráfico.
  • Incluir en el catálogo de tipo agravados uno que tome en consideración el nivel de riesgo potencial o efectivo para la vida, y la salud física o psíquica del consumidor así como la cantidad.
  • Procurar la armonización de las diversas normativas internas.

En el ámbito administrativo

  • Reforzar los controles administrativos que permitan garantizar el carácter estrictamente lícito de las actividades realizadas en las grow shops y establecimientos similares, implicando a las administraciones públicas competentes, con especial atención a las corporaciones locales.
  • Convertir en ilícito administrativo cualquier forma de publicidad o promoción del consumo de cannabis no tipificadas penalmente, especialmente las dirigidas a menores de edad.
  • Dar publicidad a los expedientes sancionadores administrativos, para recalcar la ilicitud de estos comportamientos, y aumentar la confianza general en el funcionamiento del sistema de intervención.
  • Convertir en infracción administrativa el propio consumo cuando se realizan actividades que impliquen riesgo para terceros.
  • Reforzar el cumplimiento de la legislación vigente en esta materia.

Investigación científica

En el ámbito de la investigación científica sobre cannabinoides se deben cubrir las lagunas existentes en epidemiología y en el campo de los mecanismos de acción, de las acciones farmacológicas y de las consecuencias del consumo, así como en el terreno de las posibles aplicaciones terapéuticas de los cannabinoides naturales y sintéticos.

Investigación epidemiológica

  • Promover la investigación clínico-epidemiológica mediante estudios longitudinales en la población, orientados a esclarecer los efectos del uso crónico de cannabis sobre la salud. Estos estudios deberán aprovechar-se también para avanzar en el cono-cimiento de los factores genéticos, farmacológicos y ambientales que condicionan la adicción y sus consecuencias sociales.
  • Investigaciones sobre la efectividad de los programas y medidas de prevención del uso y abuso de cannabis.

Investigación para conocer los mecanismos de acción, los efectos y las consecuencias del consumo

  • Avanzar en la investigación para comprender mejor el papel desempeñado por el sistema cannabinoide endógeno en las funciones fisiológicas, con especial incidencia en sus acciones en el sistema nervioso central.
  • Promover la investigación farmacológica para avanzar en el conocimiento de los efectos inducidos por la administración de cannabinoides.
  • Impulsar la investigación sobre los efectos del policonsumo, especialmente de la combinación del cannabis con el alcohol y el tabaco.
  • Seguimiento de cuestiones relacionadas con el consumo de cannabis y la conducción de vehículos y manejo de maquinaria, tanto en lo que se refiere a los efectos de esta sustancia como las técnicas e instrumentos de medida del consumo durante la conducción.
    Investigar sobre los efectos en la salud del cannabis en función de los niveles actuales de concentración de THC en los productos derivados.
  • Investigar las consecuencias del consumo de cannabis durante el embarazo y en edades tempranas.
  • Promover la investigación de las perspectivas de tratamiento en pacientes adictos a los cannabinoides y de los trastornos inducidos por su consumo.
  • Crear protocolos de tratamiento y actuación de los jóvenes que acuden a los centros de tratamiento por problemas de consumo de cannabis.

Investigación sobre las posibilidades terapéuticas

  • Eliminar las trabas administrativas o de otro orden que aún puedan dificultar el estudio de las posibilidades terapéuticas de los cannabinoides.
  • Fomentar la investigación básica para definir las posibles aplicaciones terapéuticas de los cannabinoides.
  • Promover la realización de ensayos clínicos que evalúen la eficacia de los cannabinoides en el marco terapéutico actual y en las distintas indicaciones en las que hay indicios de eficacia terapéutica.
  • Promover desde organismos públicos convenios de colaboración con industrias farmacéuticas para impulsar la investigación clínica con cannabinoides y conseguir el posible desarrollo de nuevos medicamentos.
  • Recoger información del uso con fines terapéuticos que actualmente se realiza fuera del ámbito médico, para conocer las consecuencias indeseables o beneficiosas de dicho uso.

BIBLIOGRAFÍA

1. Grupo de estudios sobre el cannabis, Informe sobre el cannabis 2004: análisis de situación y propuestas de actuación. Madrid: Ministerio del Interior y Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, 2004.

2. Spruit IP, ed. The Cannabis 2002 Report. Bruselas: Ministry of Public Health, Belgium, 2002.

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4. Bobes J, Calafat A, ed. Monografía Cannabis. Adicciones 2000; 12 supl. 2.

5. Sociedad Española para la Investigación de Cannabinoides. Guía básica sobre cannabinoides. Madrid: Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, 2003.

6. Solé Puig J, Ramos JA. Cannabinoides: aspectos psiquiátricos y bioquímicos; 2.a impresión. Barcelona: Ediciones Rol; 2004.

 

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