Informaciones Psiquiátricas - Primer trimestre 2006. Número 183

Centro de día de salud mental: Mediador y potenciador de la calidad de vida de las personas que asisten

 

Isabel Guijarro

Pedagoga.

Monitora del Centro de Día de Martorell. Sagrat Cor, S.S.M.

 

Recepción: 14-12-05 / Aceptación: 02-02-06

 

¡Hola! Buenas tardes a todos. Primero me gustaría agradecer a la organización de las Jornadas el haberme invitado para exponer mis reflexiones sobre mi experiencia en el Centro de Día de Salud Mental de Martorell después de 13 años de trabajo en el mismo.

Para empezar, me voy a centrar en el título de la comunicación en el que defino al Centro de Día como un servicio mediador y potenciador de la calidad de vida de las personas que asisten. En referencia a las personas que asisten matizo que son las que acuden a recibir un tratamiento terapéutico y no al personal o equipo que proporciona este tratamiento, ya que el verbo asistir tiene la connotación de acudir a un lugar, pero también la de cuidar, y a los que trabajamos en el centro de Día nos enriquece nuestro trabajo y esto también nos produce calidad. Nos sentimos realizados como personas.

El objetivo primordial del Centro es favorecer y potenciar la calidad de vida de estas personas para que puedan desarrollar su vida en su entorno social; con su familia, en su pueblo, barrio, etc.

El Centro de Día está organizado en unos programas básicos y específicos, que se estructuran en unas actividades concretas. Trabajamos a nivel: cognitivo, relacional, emocional, comunitario, grupal, pre-laboral, etc. Todas ellas, consensuadas por el equipo, están articuladas para:

–  Potenciar las capacidades adquiridas.

–  Favorecer otras nuevas.

–  Recuperar, si es posible, las perdidas.

Al Centro nos llegan personas con características y situaciones muy diversas. Es importante que vengan voluntariamente, sin ningún tipo de coacción ya que a partir de aquí se podrá potenciar una predisposición al cambio. La mayoría llegan con muchas perspectivas de futuro y ven al Centro de Día como un recurso para alcanzar sus expectativas. Otras personas no conocen el recurso y llegan porque el médico les ha dicho que el Centro de Día les irá bien.

Lo que queremos lograr es que la persona que llega se sienta a gusto con el equipo y con sus compañeros. Es imprescindible que se sienta integrada en el centro, valorada y querida. Porque allí, la mayoría de personas pasarán muchas horas y posiblemente algunos años, por lo tanto es primordial que haya un ambiente de respeto y cuidado: de todos y por todos.

Cuando una persona se vincula a Centro de Día sólo acude a las actividades que necesita. Una de las herramientas que utilizamos es el PIRR (Programa Individual de Rehabilitación y Reinserción) donde nos planteamos las necesidades de la persona para mejorar su calidad de vida. Nos marcamos unos objetivos que queremos trabajar con ella, trabajamos a partir de sus dificultades teniendo en cuenta las limitaciones que cada una de ellas puede tener. Por eso los objetivos son concretos y secuenciales.

En el proceso terapéutico partimos del trabajo cotidiano, del día a día.

Una de las funciones primordiales es potenciar la autoestima. Son personas que padecen algún tipo de enfermedad mental, pero son personas también con muchos recursos y capacidades que se pueden rescatar y fomentar. Tienen que aprender a valorarse porque se sienten inferiores, con menos valor que otras personas que no padecen ningún tipo de enfermedad mental.

Un trabajo muy importante que hacemos es hacerles ver que son personas muy dignas, con derechos pero también con obligaciones, que tienen que hacerse responsables de sus vidas.

A la mayoría les cuesta porque ven que no llevan una vida, que nosotros llamanos normalizada; la mayoría son mayores de 40 años que viven aún con los padres o solos, no tienen pareja, no tienen trabajo, etc. No se sienten comprendidos por la sociedad. Una sociedad que es muy competitiva y con cambios vertiginosos.

La enfermedad de pronto les ha irrumpido en sus vidas y no entienden el porqué. Es un esfuerzo muy grande el que tienen que realizar para ir asumiendo la nueva situación. Una situación que es muy complicada y que cuesta mucho de adaptarse y aceptarla.

Aquí hay que potenciar al máximo la autoestima. Hay que animarlos y acompañarlos en su proceso de recuperación, porque son personas muy vulnerables. Pero tienen que ir aceptando las limitaciones y aceptarse a sí mismos para volver a tener ilusión y seguir adelante. Es un tratamiento muy intenso, con una relación muy directa. Los monitores, por ejemplo, de nuestra jornada laboral de 40 horas semanales pasamos 32 con ellas en las diferentes actividades. Las 8 horas restantes las dedicamos a trabajo interno, reuniones, planificación, registros, etc. Por lo tanto, se produce un espacio de confianza y respeto. Queremos que sean felices, que puedan disfrutar, que vean las cosas de manera positiva y no negativa.

Para muchas personas el venir a Centro de Día es un gran esfuerzo personal y el poder mantener la asistencia a las actividades y los compromisos pactados ya es aumentar su calidad de vida. En estos momentos no se les puede pedir más. Sin embargo, contamos con un grupo importante de personas que están evolucionando considerablemente en su tratamiento terapéutico y a algunas de ellas se les deriva para realizar cursos ocupacionales, realizando un seguimiento de cada una. En ocasiones, al cabo de un tiempo muchas de estas personas vuelven a Centro de Día porque ya han acabado los cursos y después no hay ningún otro recurso que puedan aprovechar. Por lo tanto, vuelven a Centro de Día, que para nosotros es muy frustrante y también para ellas. Bien es sabido por todos que faltan más recursos y que tiene que haber una mayor voluntad política y económica.

 

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