INFORMACIONES PSIQUIÁTRICAS 225 - page 11

Informaciones
Psiquiátricas
2016 - n.º 225
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SOBRECARGA Y SALUD MENTAL DEL CUIDADOR INFORMAL DEL PACIENTE
PSICOGERIÁTRICO INSTITUCIONALIZADO (ESTUDIO RESICARE)
ve reflejado en el hecho de que la mayor
parte de los cuidados son asumidos por las
familias en el domicilio, cobrando especial
relevancia el cuidado informal en combina-
ción con otros recursos formales.
El cuidador asume responsabilidades no
remuneradas ni directamente anticipadas so-
bre la atención del enfermo. Cuidar es algo
muchas veces inesperado, casi siempre no
deseado, y más difícil cuanto menores son
los recursos. En este contexto, la expresión
“sobrecarga familiar” se ha constituido en un
concepto consagrado en la literatura (5).
Por desgracia, no siempre es posible man-
tener este tipo de cuidados dentro de la
comunidad (6). El carácter crónico y dete-
riorante de las patologías neuropsiquiátri-
cas junto con otro tipo de factores, hacen
que en muchas ocasiones el cuidador tome
la decisión de institucionalizar a su familiar.
Este proceso ha sido previamente estudiado,
sobre todo en el campo de las demencias. La
decisión de ingreso residencial es compleja
y está influenciada por características del
paciente y del cuidador, recursos disponi-
bles y las normas de cuidado (4). Algunos
de los factores que se ha demostrado que
aumentan la probabilidad de ingreso son:
la mayor edad del cuidador, la presencia de
alteraciones conductuales, el deterioro cog-
nitivo y funcional del enfermo, un alto nivel
de sobrecarga y problemas de salud en el
cuidador, la no utilización de servicios (7,
8), la presencia de depresión en el cuidador
(9) y la falta de apoyo social (10).
La institucionalización del familiar supone
una serie de cambios. Principalmente, se pro-
duce una reducción en las tareas y tiempo
de cuidados directos (11) lo cual podría ir
acompañado de una disminución de la sobre-
carga (12). Sin embargo, a la vez, aparecen
nuevas fuentes de estrés: la propia decisión
del ingreso que se acompaña de una variedad
de emociones, cambios en las responsabi-
lidades y roles del cuidador, y nuevas rela-
ciones con el personal del centro, pudiendo
aparecer conflictos y percepciones negativas
sobre el cuidado (13, 14). En este contexto,
el cuidador asume nuevas funciones y sigue
implicándose en la atención del enfermo a
través de visitas, cuidados, apoyo emocio-
nal, aspectos relacionados con la calidad y
seguridad de los cuidados y relaciones con
los profesionales (15). Todo ello puede tener
un impacto negativo en el cuidador y generar
una nueva situación de sobrecarga con reper-
cusión en su estado de salud.
El estudio de este fenómeno esta poco
desarrollado y los resultados no parecen
concluyentes. En el caso de la demencia, al-
gunas investigaciones sugieren que la insti-
tucionalización da lugar a una disminución
del estrés o depresión y a una mejoría en
la salud del cuidador (16-18). Sin embar-
go, otras investigaciones han demostrado
que varias medidas de estrés del cuidador
o sintomatología depresiva permanecen es-
tables, o en algunos casos, se incrementan
con el ingreso (19-22). Una revisión del
tema señala al factor tiempo como posible
modulador de este malestar, ya que a pesar
de que tras el ingreso existe una mejoría
notable, durante un tiempo significativo se
mantienen sentimientos de ambivalencia,
culpa, sintomatología depresiva y preocupa-
ción general (15). En el caso de la enferme-
dad mental grave existe una gran carencia
de estudios similares.
Por lo tanto, es necesario ampliar la evi-
dencia sobre esta área de estudio, para in-
tentar dilucidar las discrepancias existentes,
medir el impacto de la sobrecarga y, valorar
la necesidad de desarrollar programas de in-
tervención similares a los que ya se aplican
en cuidadores de pacientes no instituciona-
lizados (23).
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