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Informaciones

Psiquiátricas

2018 - n.º

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et al., 2014). Si existen discrepancias entre

los resultados de los diferentes biomarcado-

res será necesario el seguimiento clínico o la

realización de otras pruebas. La estricta nor-

malidad de estos biomarcadores descarta con

suficiente fiabilidad la EA si bien no permite

descartar otras patologías neurodegenerati-

vas. Así mismo, unos biomarcadores de EA

alterados tampoco son equivalentes ni su-

ficientes para realizar un diagnóstico de EA

(Morris,et al., 2010), por lo que la caracteri-

zación clínica y la exclusión de otras causas

que expliquen los síntomas del paciente son

esenciales para un buen diagnóstico. En este

contexto, se ha recomendado que la solici-

tud de esta prueba se realice por médicos

con experiencia en la evaluación de pacien-

tes con alteración cognitiva después de una

evaluación clínica del paciente siguiendo el

protocolo o guía clínica correspondientes a

tal fin, que incluya evaluación clínica, analí-

tica sanguínea, evaluación neuropsicológica

y neuroimagen (TC o RM craneal) (Balasa et

al., 2015). Así mismo se deberían descartar

causas que contraindiquen la realización de

la punción lumbar (tratamiento con anticoa-

gulantes, doble antiagregación, trastornos

de la coagulación,…), así como explicar los

riesgos/beneficios de dicha prueba al pa-

ciente y/o familiar. Tras esta evaluación, y

en pacientes que no se haya podido excluir o

confirmar con suficiente seguridad la EA, las

principales indicaciones para la determina-

ción de biomarcadores de EA en LCR serían

(Balasa et al., 2015):

1.

Alteración cognitiva/demencia de inicio

antes de los 65 años.

2.

Deterioro cognitivo leve (DCL) en perso-

nas menores de 80 años. Diferentes estu-

dios han mostrado que la alteración de

los biomarcadores en LCR en pacientes

con deterioro cognitivo leve se asocian

a una mayor tasa de conversión a EA

(Hansson et al., 2006). Sin embargo, la

realización de la determinación por enci-

ma de los 80 años podría ser de menor

utilidad dado que una elevada proporción

de sujetos cognitivamente sanos en estas

edades presentarían alteraciones compa-

tibles con patología Alzheimer (Morris et

al 2010).

3.

Presentaciones atípicas donde el diagnós-

tico diferencial puede ser más complejo,

por ejemplo en pacientes con afasia pro-

gresiva primaria, alteraciones conductua-

les o atrofia cortical posterior.

4.

EA posible por curso atípico o etiología

mixta (McKhann et al., 2011) en pacien-

tes menores de 80 años si el resultado

puede cambiar el manejo terapéutico y

pronóstico del paciente.

Por otro lado no se recomienda la determi-

nación de biomarcadores en LCR asistencial-

mente para determinar la fase de la enfer-

medad, en pacientes con quejas subjetivas

de memoria o sin déficit cognitivo objetivo,

personas sin síntomas o en indicaciones no

médicas (laborales, legales,…).

Actualmente existen muchos otros biomar-

cadores en LCR en fases de investigación, si

bien hasta el momento ninguno ha demos-

trada ser de tanta utilidad asistencial como

los expuestos (Olsson et al., 2016)

Conclusión

En conclusión, el estudio de biomarcado-

res de EA en LCR, además de ser una buena

herramienta de investigación para conocer

la fisiopatología de la EA y favorecer el co-

nocimiento de la enfermedad, es una herra-

mienta diagnóstica cada vez más utilizada

en la práctica clínica diaria e incluida en los

criterios clínicos de la EA. El clínico debe co-

nocer sus indicaciones así como sus posibles

BIOMARCADORES DE LÍQUIDO CEFALORRAQUÍDEO EN LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER