Informaciones Psiquiátricas - Segundo trimestre 2002. Número 168 El diagnóstico en los estudios epidemiológicos sobre la esquizofrenia Ismael Lastra Martínez Recepción: 09-04-02 / Aceptación: 29-04-02 INTRODUCCIÓN Los estudios epidemiológicos pueden dividirse en tres grandes categorías:
Estos últimos estudios son los que desde el punto de vista epidemiológico tienen un mayor interés dado que evitan los sesgos derivados de los procesos de filtraje que operan entre los niveles comunitario-atención primaria de salud-asistencia especializada psiquiátrica, así como desde el punto de vista de evaluación de necesidades, diseño de políticas de salud mental, evaluación de resultados de las mismas en la comunidad, etc. Además, los estudios comunitarios se clasifican (fig. 1) atendiendo a la naturaleza de las fuentes de información (fuentes primarias y secundarias) y a la situación en el tiempo de la recogida de datos (estudios transversales y longitudinales). Así, son los estudios epidemiológicos transversales de fuentes primarias de información los más utilizados para valorar las necesidades asistenciales de la comunidad, a pesar que sólo ofrecen una visión puntual de la realidad y la obtención de índices de prevalencia. La estrategia para la consecución de la muestra subdivide estos estudios epidemiológicos en: censales o intensivos, que estudian a todas las personas de una determinada área; se basan, por motivos obvios en poblaciones reducidas y su representatividad es muy baja y estudios muestrales, en los que es posible analizar núcleos extensos de población. Si bien éstos últimos resultan muy útiles para obtener una visión general y muy representativa de la morbilidad psiquiátrica, suelen ser criticados porque no permiten análisis tan profundos como los anteriores (Vázquez-Barquero, 1993). En el caso de la Esquizofrenia, la realización de estudios epidemiológicos plantea dos necesidades fundamentales:
Tales demandas implican tener que invertir un gran número de recursos en el estudio de individuos sanos, elevando el coste de los proyectos y generando, además, un elevado número de rechazos y fallos técnicos. Estos hechos han determinado que en el campo de la investigación epidemiológica en la esquizofrenia y otros trastornos mentales, se desarrollen diseños de investigación de doble fase en los que, con anterioridad a la entrevista psiquiátrica, se introduce una fase de despistaje o cribado (case-finding) de la esquizofrenia. Hay que reseñar, sin embargo, que en la medida que los instrumentos de cribado no están diseñados para elaborar un diagnóstico de esquizofrenia, sino simplemente para señalar la probabilidad que el individuo tiene de ser «caso», es preciso incorporar en la segunda fase una entrevista psiquiátrica que establezca el criterio definitivo de enfermedad. En este punto es fundamental la definición de la población objeto de estudio. Cualquier muestra debe reunir los requisitos básicos de ser cualitativamente «buena», es decir, representativa del universo a que pertenece (homogénea, que incluya todas las variaciones y características esenciales del universo y no viciada) y cuantitativamente «grande». Entre las técnicas de muestreo más utilizadas en los estudios epidemiológicos figuran las dos siguientes: muestreo por conglomerados: se divide a la población en grupos o conglomerados, se toma al azar una muestra de estos conglomerados y, finalmente, se toma una muestra aleatoria de cada uno de los conglomerados elegidos; muestreo estratificado: se clasifica a la población en subpoblaciones o estratos atendiendo a alguna característica relevante (sexo, edad, etc.), se toma una muestra de cada estrato en número proporcional a la relación existente entre el estrato y el universo, finalmente, se combinan las submuestras para formar la muestra total estratificada al azar. El uso de diseños en dos fases, no sólo obliga a definir la población a incluir en la primera fase como se ha descrito previamente, sino también para la segunda fase, por lo que se recurre al instrumento de cribado, de forma que éste nos indique los probables «sanos» y los probables «casos». La inclusión en la segunda fase únicamente de todos o alguna muestra aleatoria de los probables enfermos,
Para subsanar estas deficiencias, los diseños en dos fases han incluido en las muestras de la segunda fase individuos procedentes de las dos categorías de «probables casos» y «probables sanos». Así, las variaciones en cuanto a muestreo de ambas subpoblaciones son muy grandes: incluyendo a todos los probables «casos» y a una muestra aleatoria no sanos; extrayendo muestras aleatorias tanto de casos como de sanos, etc. Los diseños de estudios epidemiológicos en dos fases, implican la necesidad de seleccionar dos instrumentos diferentes: entrevista psiquiátrica que permita un diagnóstico lo más certero posible de esquizofrenia y cuestionario de cribado. Instrumentos de cribado Uno de los instrumentos de cribado más ampliamente utilizado es el General Health Questionnaire (GHQ) (Goldberg 1972; Goldberg y Williams, 1988), validado al castellano (Vázquez-Barquero, 1981) y que ha demostrado en numerosos estudios comunitarios elevados niveles de sensibilidad y especificidad. También se han utilizado de forma bastante eficiente versiones reducidas de entrevistas estructuradas, como el Present State Examination-40 (Wing et al., 1974). Instrumentos como el Cornell Medical Index (CMI) Health Questionnaire (Broodman et al., 1956), el Symptoms Sign Inventory (Foulds, 1965), el Midlesex Hospital Questionnaire (Crown et al., 1970), el Symptom Rating Test (Kelner y Sheffield, 1967) que fueron ofrecidos como capaces de discriminar entre normalidad y patología psiquiátrica, presentan también el inconveniente de no haber sido adecuadamente validados como instrumentos de cribado ni tampoco puestos a prueba en estudios de morbilidad. Instrumentos de segunda fase Como en otros casos, el diagnóstico de esquizofrenia en los estudios epidemiológicos incluye distintos pasos en los que pueden surgir las discrepancias y falta de concordancia típicas de la denominada «variancia de información»:
En un intento de controlar esta variancia de información, se han desarrollado entrevistas psiquiátricas con distintos niveles de estructuración. De esta forma, en la segunda fase de los estudios epidemiológicos sobre esquizofrenia, se plantea la realización del diagnóstico de la enfermedad entre las personas provenientes del cribado inicial. Para la realización de este diagnóstico, el método a seguir debe ser pues el clásico de la entrevista clínica, bien en su forma «no estructurada», «semiestructurada» o «totalmente estructurada» (Vázquez-Barquero, 1980; 1993). Las formas no estructuradas de entrevista diagnóstica, tienen como ventaja su flexibilidad, de ahí su universalización en la práctica clínica. En el campo de la investigación su utilidad está limitada al no garantizar niveles suficientemente elevados de «fiabilidad». Con objeto de paliar este inconveniente, aunque también consecuencia del intento de posibilitar que personal no especializado recogiera datos psicopatológicos sobre los que posteriormente los psiquiatras pudieran elaborar diagnósticos, se han desarrollado una serie de entrevistas psiquiátricas estandarizadas. Si bien algunos de estos instrumentos, que podemos encuadrar, más o menos, en el concepto genérico de entrevista estructurada, han servido como elementos de cribado, se incluyen en este apartado por su capacidad para, por sí mismos o con la implementación de información adicional, establecer diagnósticos psiquiátricos. De entre todas las entrevistas estandarizadas desarrolladas en los últimos tiempos, señalaremos por su interés e intensidad de utilización las siguientes:
También ha sido usada recientemente para el diagnóstico de cuadros psicóticos entre poblaciones muestrales específicas (individuos encarcelados) (Teplin et al., 1996).
Existe una versión en español realizada por el Instituto Nacional de Salud Mental de Perú (López-Merino, 1984).
En nuestro país, este instrumento ha sido utilizado por Peralta y Cuesta (1990) dentro del protocolo de evaluación de pacientes con esquizofrenia hospitalizados en una Unidad de agudos. Como entrevistas psiquiátricas estructuradas de última generación señalaremos dos entrevistas diseñadas dentro de un programa conjunto de colaboración entre la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Alcohol, Drug Abuse and Mental Health Administration (ADAMHA). Estos dos instrumentos están diseñados, uno para ser aplicado en estudios de población general (CIDI) y el otro, en estudios de muestras de pacientes (SCAN).
La versión oficial castellana ha sido elaborada por un grupo de investigadores de la Universidad de Puerto Rico (Rubio-Stipec et al., 1991). El CIDI se está empleando en estudios epidemiológicos a gran escala. Así, en EE.UU. como continuación del estudio ECA, se ha diseñado el «National Comorbidity Survey» (Kessler et al., 1994), un estudio de prevalencia de trastornos mentales en los EE.UU. con numerosas mejoras metodológicas respecto al ECA, realizado a lo largo de 48 estados de la Unión y en más de 8.000 personas. En este estudio epidemiológico realizado por mandato del Congreso, se toma el CIDI como instrumento de screening, recuperando parte de los no respondedores (en los que está demostrada la mayor prevalencia de trastornos mentales), mediante incentivos económicos. Sin embargo, y debido a la baja validez y fiabilidad que las entrevistas estructuradas tipo CIDI, como el DIS, obtienen en el caso de trastornos psicóticos agudos (Anthony et al., 1985; Helzer et al., 1985), se realiza una segunda fase de entrevista clínica por clínicos expertos mediante el SCID a todas las personas con evidencia de algún síntoma psicótico en el CIDI. Así, todos los diagnósticos de psicosis no afectivas están basados en la entrevista clínica del experto (SCID), más que en la entrevista CIDI realizada por entrevistadores legos. En una línea similar, y para valorar la validez y fiabilidad de los diagnósticos de psicosis no afectivas de forma específica con el CIDI, Kendler et al. (1996) tras la fase de cribado con el CIDI conducida por entrevistadores legos, realizan una reevaluación con el mismo instrumento por clínicos expertos, siendo todo el proceso de rediagnóstico sometido al criterio final de uno de los autores del trabajo. Los diagnósticos clínicos demostraron que una gran proporción de los diagnósticos CIDI de psicosis eran falsos positivos (p. ej. sólo un 10,5% de los casos asignados por el CIDI a la categoría de psicosis definida, correspondían a ese diagnóstico clínico). Los autores concluyen, de forma general, que las entrevistas psiquiátricas estructuradas, analizadas por ordenador, son un método cuestionable de detección de casos de trastornos psicóticos en la población general, dado el inaceptable grado de falsos positivos que producen. Tales falsos positivos podrían deberse a creencias subculturales, síntomas esquizotípicos o experiencias alucinatorias breves que son tomadas por fenómenos esquizofrénicos por el personal entrevistador no experto. En nuestro medio, Vázquez et al. (1997) han utilizado el CIDI tras una primera fase de muestreo aleatorio y cribado, como instrumento diagnóstico de la patología psiquiátrica en la población «homeless» de Madrid.
La versión castellana del instrumento ha sido realizada y validada por Vázquez-Barquero et al. (1994). La versión previa al sistema SCAN, el PSE-9, junto al programa CATEGO ha sido un instrumento ampliamente utilizado en importantes estudios epidemiológicos sobre morbilidad psiquiátrica y más concretamente en el campo de la esquizofrenia, tanto en su versión de 40 ítems, (utilizada fundamentalmente como prueba de cribado, p. ej. por Bebbington et al., 1981), como en la versión completa de 140, utilizada como instrumento diagnóstico (Henderson et al., 1981; Bebbington et al., 1981; Hodiamont et al., 1987; Vázquez-Barquero et al., 1987). Uno de los estudios epidemiológicos más importantes en el campo de la esquizofrenia en el que se ha utilizado como instrumento de segunda fase el PSE-9, ha sido el proyecto titulado «Determinants of Outcome of Severe Mental Disorders» (DOS. A World Health Organization Ten Country Study. Jablensky et al., 1992), que surge como continuación del proyecto transcultural de la OMS «International Pilot Study of Schizophrenia» (IPSS. WHO, 1973), realizado en la década de los 60 y que no se trataba de un estudio epidemiológico en sentido estricto. Uno de los intereses fundamentales del proyecto DOS es la realización de una primera fase de cribado y búsqueda de casos (case-finding) a través de un «Cuestionario de Cribado» utilizado posteriormente en numerosas investigaciones. Este cuestionario incluye los criterios fundamentales de inclusión en el proyecto:
Se han hecho también explotaciones parciales de los resultados del estudio por parte de los socios en cada uno de los países (Varma et al., 1997). Así, a pesar de la puesta en marcha del nuevo PSE-10 dentro del sistema SCAN, aún sigue usándose en numerosas investigaciones coetáneas la versión previa del instrumento. Por ejemplo, Löffler et al. (1994) han utilizado el PSE-9 junto al programa CATEGO para la validación retrospectiva del registro de casos de esquizofrenia danés, dentro del «Estudio ABC sobre esquizofrenia» y Bhugra et al. emplean este instrumento en el seno de un diseño metodológico similar al del «Ten Country Study» para valorar la tasa de incidencia de esquizofrenia en Trinidad (Bhugra et al., 1996) y la incidencia y evolución de la esquizofrenia entre inmigrantes de dos distritos de salud de Londres (Bhugra et al., 1997). Respecto al SCAN también está siendo ampliamente utilizado, tanto en estudios generales de morbilidad psiquiátrica como instrumento de segunda fase, como en el estudio específico de trastornos psicóticos en poblaciones más restringidas. Así, en la fase de seguimiento del «Estudio de primeros episodios de esquizofrenia de Cantabria» o en la evaluación, por ejemplo, de la incidencia de trastornos psicóticos entre poblaciones inmigrantes del Reino Unido (Harrison et al., 1997). De la misma forma y utilizando como cribado los criterios establecidos en el «Ten Country Study», Brewin et al. (1997), estudian mediante el sistema SCAN la incidencia de esquizofrenia en Nottingham. Tanto en este último estudio como en el de Harrison et al. (1997), los autores incluyeron además otros módulos del SCAN como la Lista de Comprobación de Grupos de Ítems, cuando había datos registrados sobre los enfermos, pero por cualquier motivo éstos se negaban a completar la entrevista PSE-10. 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