Informaciones Psiquiátricas - Primer trimestre 2007. Número 187

Programa de promoción de la salud mental dirigido a la población adolescente en la escuela

 

Esther del Pozo Para

Residente de Enfermería de Salud Mental. 5.a Promoción: 2004-2005.

 

Assumpta Rigol Cuadra

Directora Docente del Proyecto.

 

Pilar Herrero

Directora Asistencial del Proyecto.

 

Recepción: 18-10-06 / Aceptación: 12-12-06

 

RESUMEN

Antes de nada me gustaría aclarar que la elaboración del siguiente proyecto de investigación surge de una inquietud personal por trabajar en el campo de la salud mental infanto-juvenil, pero que, sin embargo, la intención ha sido plasmar un posible instrumento de trabajo, por lo que dicho proyecto nunca ha sido implantado.

Dada la elevada incidencia actual de los trastornos mentales en la población adolescente, es necesario plantear un programa de promoción de la salud mental dirigido a esta población y llevado a cabo por el personal de enfermería. Este programa consistirá en unas escalas de valoración inicial, una puesta en marcha de unas actividades que refuercen determinadas conductas (NIC) y unas escalas de valoración al final de dicho programa.

Palabras clave

Educación para la Salud, Habilidades sociales, Control de impulsos, Adolescencia, Autoestima, Prevención consumo de drogas.

 

ABSTRACT

Before nothing I would like to clarify that the elaboration of the following project of research arises from a personal restlessness for being employed at the field of the mental infanto-juvenile health, but that, nevertheless, the intention has been to form a possible instrument of work, by what the above mentioned project has never been implanted.

Given the high current effect of the mental disorders in the population teenager, is necessary to raise a program of promotion of the mental health directed this population and carried out by the personnel of nursing. This program will consist of a few scales of initial valuation, a putting of march of a few activities that reinforce certain conducts (NIC) and a few scales of valuation at the end of the above mentioned program.

Key words

Education for the health, Social abilities, Control of impulses, Adolescente, Self-esteem, Prevention consumption drugs.

 

1. INTRODUCCIÓN Y SITUACIÓN ACTUAL

Cuando nos encontramos ya entrados en el siglo XXI, los esfuerzos de los diferentes países en general, de la comunidad social y sanitaria en particular para mejorar la salud de la población son evidentes, no obstante, a pesar de ello todavía se encuentran dificultades coyunturales que dificultan en ocasiones la puesta en práctica de los diferentes programas de educación para la salud.

La Educación para la Salud (EPS), significa un nuevo enfoque en la asistencia sanitaria, en el entendimiento del proceso salud-enfermedad, en la cobertura a cubrir en la población, en las relaciones profesionales sanitarios-usuarios, en la metodología y objetivos a conseguir, en definitiva, un proceso educativo dirigido fundamentalmente a potenciar, promover y educar aquellos factores que inciden directamente sobre la población en general y el ciudadano en particular.

La EPS se entiende como un instrumento que sirve a los profesionales y a la población para conseguir de ésta la capacidad de controlar, mejorar y tomar decisiones con respecto a su salud o enfermedad (Mazarrasa, 1992).

Desde un marco de Promoción de la Salud, en el que se encuadra la EPS como elemento clave (Carta de Otawa para la Promoción de la Salud, 1986), ésta sería una forma concreta de trabajo orientada hacia la adquisición, por parte de la población, de conocimientos y habilidades para intervenir en las decisiones que tengan efectos sobre la salud.

La EPS, como herramienta de la Promoción de la Salud, tendrá que ocuparse además de crear oportunidades de aprendizaje para facilitar cambios de conducta o estilos de vida saludables.

 

Concepto de educación para la salud

A la hora de establecer una definición sobre la educación para la salud, nos encontramos con verdaderos problemas de consensuar la misma, pues existen numerosas definiciones al respecto. Así, citaré algunas de ellas:

–  Una de las primeras definiciones válidas la elaboró Wood, quien en 1926 define la Educación sanitaria como «la suma de experiencias que influyen favorablemente sobre los conocimientos, actitudes y hábitos relacionados con la Salud del individuo y comunidad».

–  Gilbert, experto canadiense en Educación para la Salud, la define en 1959 como la «instrucción de las gentes en materia de higiene, de forma que apliquen los conocimientos adquiridos al perfeccionamiento de su salud».

–   En 1966, Kals y Coobs, definen la Educación para la Salud como «cualquier actividad realizada por una persona que cree estar sana con el propósito de prevenir la enfermedad o detectarla en estadío asintomático».

–  En 1969, el grupo científico de la OMS sobre EPS, la definió como «el proceso que se interesa por todas aquellas ex­periencias de un individuo, grupo o comunidad que influencian las creencias, actitudes y comportamientos en relación a la Salud, así como por los esfuerzos y procesos que producen un cambio cuando éste es necesario para una mejor salud».

–  En 1997, se celebra bajo los auspicios de la OMS, la IV Conferencia In­ter­nacional de Promoción de la Salud en donde se aprobó la Declaración de Yakarta sobre la promoción de la salud en el siglo XXI. En ella, se define la EPS como «la educación para la salud comprende las oportunidades de aprendizaje creadas conscientemente que suponen una forma de comunicación destinada a mejorar la alfabetización sanitaria, incluida la mejora del conocimiento de la población en relación con la salud y el desarrollo de habilidades personales que conduzcan a la salud individual y de la comunidad» (Glosario Promoción de la Salud —publicado por el Ministerio de Sanidad y Consumo).

Hasta ahora, hemos hecho un repaso de la concepción de la EPS dentro del denominado período clásico, y vemos que en ningún momento se consideran las acciones encaminadas a la modificación del medio ambiente social. Hoy en día, sabemos a raíz de numerosos estudios epidemiológicos, que la actuación limitada al individuo no logra mantener conductas, si los factores sociales no son favorables para ello.

Por eso las llamadas Nuevas Tendencias, consideran entre sus objetivos la necesidad de incidir sobre el medio ambiente social inmediato al individuo, en el caso de los adolescentes, será la escuela.

Más en concreto, la Educación para la Salud Mental pretende contribuir al de­sarrollo personal y social, a aumentar la autoestima, a sentirse bien en el ámbito escolar, familiar y social, dotando de los recursos (habilidades personales y sociales) necesarios para desarrollar la autoestima y responsabilidad en la consecución de conductas saludables.

La estrategia va dirigida a promover creencias y actitudes saludables, reforzando el locus o control interno del individuo (determinante conductual), capacitándole para resistir las presiones sociales tendentes a desarrollar hábitos no saludables.

Este abordaje se ve favorecido en nuestro medio por la entrada en vigor de la Ley 1/90 de Ordenación General del Sistema educativo (LOGSE), pues en los objetivos de cada área o materia se hacen referencia a factores educativos y conduc­tuales relacionados con la prevención y la Salud.

Los principales contenidos que se incluyen en la perfección de destrezas pueden resumirse en:

1.   Habilidades sociales: cómo comunicarse de forma eficaz; expresión de sentimientos.

2.   Solución de problemas: toma de decisiones.

3.   Asertividad.

4.   Potenciación de la autoestima y del autoconcepto.

5.   Control de impulsos: disminuir la impulsividad, la ansiedad y favorecer la relajación.

La Educación para la Salud de la población sana constituye uno de los principales campos de acción, puesto que la acción educativa es fundamental para que la comunidad reconozca los factores determinantes de enfermedad y desarrolle hábitos y estilos saludables.

No todos los individuos considerados «sanos» tienen el mismo grado de desarrollo comportamental.

El grupo de los jóvenes, no ha adquirido aún comportamientos insanos, y la Educación para la Salud debe llevarse a cabo en la escuela orientada a la Promoción de la Salud y adquisición de conductas saludables. Para desarrollarla se utiliza principalmente la metodología educativa.

La Educación para la Salud en el medio escolar tiene como fin inculcar conocimientos, actitudes y hábitos positivos de salud al individuo durante sus primeras etapas de desarrollo, orientados a comportamientos promotores de Salud y a la prevención de las principales enfermedades de este grupo de edad. Debe intentar el desarrollo de habilidades para la adopción de estilos de vida saludables en la madurez.

El hecho de trabajar con un grupo de población en período de desarrollo físico, psíquico y social hace del Programa de Educación para la Salud en la escuela uno de los más eficientes, pues en esta edad se es más receptivo. Además, el medio escolar supone un entorno común para este grupo de población, lo que le hace además el programa más extenso en cuanto a población cubierta.

Las estrategias no han de ir dirigidas exclusivamente al escolar, sino también a padres y profesores para que éstos puedan participar en la planificación y desarrollo de las acciones.

A lo largo de los años, se han llevado a cabo distintos programas de educación para la salud en la escuela con relación a distintos temas de salud (salud bucodental, prevención de enfermedades de transmisión sexual, etc.), demostrando la eficacia de estos programas en la reducción de la incidencia de padecer estas enfermedades. Hasta ahora, muy pocos programas de promoción de la salud mental se han llevado a cabo y yo defiendo la posibilidad de implantarlo en las escuelas a cargo del personal de enfermería con el fin de que tenga la misma repercusión que los distintos programas antes citados.

Tenemos algunas referencias ya puestas en marcha:

  • En Lorca (Murcia), 4.000 escolares de Primaria y Secundaria de 33 colegios del municipio, van a participar este curso en un programa de salud orientado a la prevención de la anorexia y la bulimia. El presupuesto de las enseñanzas, que serán impartidas por el personal especializado en enfermería, será financiado por el Ayuntamiento1.

  • En La Rioja, en enero de 1994, se llevó a cabo un Programa de Prevención de Consumo de Alcohol para adolescentes entre los 12 y los 17 años.

  • En Castilla la Mancha, en enero de 2000, se llevó a cabo un Programa de Prevención de los Trastornos de la Conducta Alimentaria para adolescentes entre los 12 y los 17 años.

 

Concepto de adolescencia

La adolescencia es definida como una etapa del ciclo vital entre la niñez y la adultez, que se inicia por los cambios puberales y se caracteriza por profundas transformaciones biológicas, psicológicas y sociales, muchas de ellas generadoras de crisis, conflictos y contradicciones, pero esencialmente positivos.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la adolescencia es la etapa que transcurre entre los 10 y 19 años, considerándose dos fases: la adolescencia temprana de 10 a 14 años, y la adolescencia tardía de 15 a 19 años.

La adolescencia es una etapa crítica de la vida caracterizada por profundas transiciones en la conducta emocional, intelectual, sexual y social de los seres humanos. Es esencialmente una época de cambios. Es la etapa que marca el proceso de transformación del niño en adulto, es un período de transición que tiene características peculiares.

El fenómeno de transición social y psicológica va acompañado de un cambio biológico denominado pubertad. Estos tres factores interactúan y se superponen, convirtiendo este período en muy conflictivo y difícil de analizar.

Hemos de tener en cuenta que en este momento de la adolescencia y/o inicio de la edad adulta van a consolidarse estructuras estables de personalidad alterada, lo que llamamos trastornos de personalidad que derivan en conductas desadaptadas, alteración de la realidad, etc. entre un 10% y un 20% de la población general presentarán posteriormente estos trastornos.

 

2. JUSTIFICACIÓN

Hoy en día las cifras de personas que padecen algún tipo de trastorno mental son alarmantes. Un informe de la OMS indica que hay 400 millones de personas que sufren trastornos mentales y problemas psicosociales (como son los derivados del alcohol y las drogas). Aproximadamente, uno de cada cinco jóvenes sufre alguno de estos trastornos; la mayor parte de los tratamientos han sido destinados tradicionalmente a los pacientes adultos, por lo cual queda una gran población de niños y niñas sin atender y sin la necesaria intervención temprana en la infancia.

La demanda por parte de los adolescentes de los Servicios de Salud Mental va en aumento. Así, por ejemplo, en Aragón, el Hospital Clínico de Zaragoza ha duplicado el número de consultas y de ingresos psiquiátricos de adolescentes en los últimos 15 años6.

La Dra. Catherine Le Galès-Camus, Subdirectora General de la OMS para Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental asegura que «teniendo en cuenta que los trastornos mentales son la causa de una parte importante y cada vez mayor de la carga total de morbilidad y que el tratamiento de estos trastornos tiene muchas limitaciones, la prevención es la alternativa más eficaz para controlar este problema en aumento».

Otro aspecto a tener en cuenta es el suicidio entre la población adolescente. A nuestro pesar, el suicidio en la adolescencia es una trágica realidad, ocupando un lugar entre las tres primeras causas de muerte en la mayoría de los países y en algunos, sólo le supera otro tipo de muerte violenta: los accidentes de tráfico. Y lo peor es que la tendencia es a incrementarse según los estimados de la OMS.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ubica el suicidio como problema de salud pública, pues provoca «casi la mitad de todas las muertes violentas, lo que se traduce en casi un millón de víctimas al año y representa 1,4 por ciento de la carga mundial de morbilidad».

Según el Dr. Pérez Barrero2, entre los factores protectores del suicidio se encuentran:

  • Poseer habilidades sociales que le permitan integrarse a los grupos propios de la adolescencia en la escuela y la comunidad de forma positiva.

  • Poseer confianza en sí mismo, para lo cual debe ser educado destacando sus éxitos, sacando experiencias positivas de los fracasos, no humillarlos ni crearles sentimientos de inseguridad.

  • Tener buena autoestima, autoimagen y suficiencia.

  • Mantener buenas relaciones interpersonales con compañeros de estudio o trabajo, amigos, maestros y otras figuras significativas.

  • Evitar el consumo de sustancias adictivas (café, alcohol, drogas, tabaco, fármacos, etc.).

  • Desarrollar inteligencia y habilidades para resolver problemas.

No cabe duda de que los trastornos de conducta son un problema en aumento en la sociedad actual. Cada día se presentan más casos, en el entorno social, familiar y escolar, de desobediencia extrema, conducta desafiante y comportamientos disociales. Se trata de un campo de la psiquiatría poco estudiado y poco atendido por los sistemas públicos de salud.

Los programas de educación para la salud «...están destinados a incrementar la aptitud de los individuos en la toma de decisiones que afectan a su bienestar». De aquí se desprende la necesidad de implantar programas de habilidades sociales en el contexto escolar, que aumenten la efectividad del individuo para interactuar con una diversidad de situaciones que, directa o indirectamente, afecten a su estado de salud3.

Este programa de educación para la salud en habilidades sociales pretende contribuir al desarrollo personal y social, a aumentar la autoestima, a sentirse bien en el ámbito escolar, familiar y social. Las habilidades sociales son factores decisivos en la prevención del consumo de drogas. Tienen gran relevancia en el establecimiento de redes sociales de apoyo, en la resolución de problemas interpersonales y un carácter preventivo de problemas tales como fobias, depresiones, inadaptaciones, aislamiento, problemas de agresividad, sexuales, de pareja y delincuencia entre otros muchos3.

El incremento de las conductas impulsivas y violentas es uno de los problemas en la convivencia de las sociedades occidentales. Este trastorno aparece en las per­sonas que no pueden controlar sus impulsos. Las consecuencias de esta falta de control de impulsos suelen ser la drogadicción, alteraciones alimentarias y suicidio. Por ejemplo, se observa que la impulsividad está en el 70% de los comportamientos suicidas. Los expertos alertan de un problema que va en aumento tanto en hombres como en mujeres: la agresividad y la violencia6.

Otro grave problema que presenta la población adolescente es el consumo de drogas. El Plan Nacional Sobre Drogas (Ministerio de Sanidad y Consumo) realiza encuestas cada cierto tiempo en la población escolar desde el año 1994. La última Encuesta Estatal sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias realizada en el año 2004, revela que:

–  La prevalencia del consumo de cannabis ha aumentado con respecto a años anteriores desde el año 1994, además el riesgo percibido por los adolescentes ha disminuido y la disponibilidad de la droga ha aumentado.

–  La prevalencia del consumo de cocaína ha aumentado con respecto a años anteriores desde el año 1994, además el riesgo percibido por los adolescentes ha disminuido y la disponibilidad de la droga ha aumentado.

La Ministra de Sanidad, Elena Salgado, ha informado en el Congreso de los Diputados, que los ingresos hospitalarios por psicosis ocasionadas por el consumo de drogas han aumentado un 420% entre 1993 y 2002. Concretamente, y según datos de Sanidad, cada año ingresan en los hospitales españoles más de 4.000 personas por psicosis producidas por el consumo de drogas ilegales y también por el alcohol5.

El equipo de profesionales que trabaja en la Unidad de Psiquiatría Infanto Juvenil en el Hospital Clínico de Zaragoza (Unidad referente para toda la Comunidad de Aragón) ha hecho pública su preocu­pación por la alarmante cifra de ingresos de adolescentes a causa de las drogas y de otros motivos. Así, afirman que:

«En la punta del iceberg aparecen los episodios de psicosis que provoca la ingesta de drogas. Veinte jóvenes ingresaron el pasado año en el Clínico aquejados de pérdida de conocimiento, alucinaciones, conducta desadaptada, insomnio o delirio. Son los efectos secundarios de los tóxicos que, de no ser atajados, pueden derivar en un proceso de esquizofrenia. El número de ingresos por este motivo es cuatro veces superior al registrado hace un lustro y, tras él, se evidencia que el consumo crece. Esta evolución sirve, en parte, para afirmar que está aumentando la psicopatología entre los adolescentes»6.

El consumo de drogas, legales e ilegales, es un tema en torno al cual existe en nuestro país una gran preocupación social, totalmente justificada a la luz de los re­sultados de las diferentes encuestas realizadas y de los datos que se disponen en la actualidad sobre el abuso de estas sustancias4.

La coexistencia de trastorno mental y abuso de drogas fue descrita y definida en 1991 como «patología dual» por el investigador estadounidense Stowell. Hoy en día, se sabe por ejemplo, que los consumidores de cocaína presentan un riesgo seis veces mayor que la población común de padecer esquizofrenia.

El uso y abuso de las drogas representa un problema grave capaz de producir alteraciones de la salud y problemas sociales. El tipo de sustancias consumidas, la frecuencia de su uso, el aumento del consumo junto al descenso en la edad de iniciación, acentúan la necesidad de una acción preventiva que incida de forma directa sobre los factores propiciatorios del inicio y consumo4.

La OMS reclama la necesidad de técnicas avanzadas para influir principalmente en los grupos de población particularmente expuestos a la drogodependencia (adolescentes). Para la OMS, junto a medidas legales y sociales, las educativas son la base de la labor preventiva4.

Como afirman Dwore y Matarazzo (1981), la unión de la ciencia conductual con la educación para la salud supone una perspectiva muy prometedora para hacer realidad la modificación de los estilos de vida y, por tanto, los objetivos y metas de la salud pública al permitir disponer de técnicas o estrategias de intervención conductual que se han comprobado adecuadas para el cambio de conducta4.

De este modo, surge la llamada «intervención comportamental-educativa», convirtiéndose en una estrategia de intervención básica, con resultados que nos sugieren que mediante la educación, podremos modificar comportamientos y facilitar cambios conductuales que permitan llevar a cabo condiciones de vida asociadas a un buen estado de salud3.

El mayor problema que surge a la hora de poner en marcha esta estrategia, es la poca formación del personal sanitario en temas relacionados con la prevención de la drogodependencia, entrenamiento en habilidades sociales y asertividad, entrenamiento en control de impulsos, resolución de conflictos... etc., por lo que creo que la enfermera especialista en Salud Mental juega un papel protagonista.

 

3. OBJETIVOS

Objetivos generales

  • Desarrollar un programa de entrenamiento que cambie y mejore el estilo de vida de los adolescentes.

  • Disminuir la utilización de los servicios de salud mental de la Comunidad por parte de la población adolescente.

Objetivos específicos

  • Promover la salud mental de los adolescentes, reconstruyendo el sentimiento de valor y de autoestima, dotándoles de habilidades sociales que les permitan tener relaciones interpersonales satisfactorias, mejorar el clima familiar y social.

  • Controlar la vulnerabilidad y la impulsividad, favoreciendo el autocontrol y la capacidad de tomar decisiones adecuadas.

  • Prevención del consumo de drogas en la población adolescente, así como disminución de las tasas de suicidio en esta población.

 

4. HIPÓTESIS

H1: la puesta en marcha de un programa de promoción de la salud mental en la escuela aumenta las habilidades sociales, mejora la autoestima y aumenta el control de impulsos entre los adolescentes escolarizados.

H2: los adolescentes que poseen unas buenas habilidades sociales, una ajustada autoestima y un adecuado control de impulsos desarrollan menor patología mental a lo largo de la vida y gozan de una mejor salud mental.

 

5. MATERIAL Y MÉTODO

5.1. Diseño de investigación seleccionado

Mediante la aplicación del programa de promoción de la salud mental voy a llevar a cabo un estudio analítico CUASI-EXPERIMENTAL de tipo ensayo de intervención comunitaria, con un solo grupo de sujetos pretest y postest.

5.2. Criterios de inclusión

Alumnos y alumnas de edades comprendidas entre los 12 y los 14 años sin previa patología psiquiátrica ni antecedentes familiares de enfermedad mental.

5.3. Criterios de exclusión

Alumnos y alumnas de edades comprendidas entre los 12 y los 14 años con patología psiquiátrica o antecedentes familiares de enfermedad mental.

5.4. Población y muestra

Muestra de 40 alumnos y alumnas escolarizados en una escuela de Barcelona con edades comprendidas entre los 12 y los 14 años en un período de tiempo de 9 meses, los correspondientes a un curso escolar.

5.5. Variables

Dependientes

1. Edad.

2. Sexo.

3. Nivel cultural.

4. Nivel socioeconómico.

5. Escala de valoración de enfermería.

6. Escala de valoración de habilidades sociales.

7. Escala de valoración sobre control de impulsos.

8. Escala de valoración de la autoestima.

9. Escala de valoración sobre conocimiento de drogas.

Independientes

1. Programa de Promoción de la Salud Mental dirigido a la población adolescente en la escuela.

5.6. Instrumentos

Valoración de enfermería

Recoge los datos personales de cada adolescente, la situación familiar, el número de hermanos y hermanas y las personas con las que convive.

Permite valorar el grado de conocimiento sobre la Salud Mental y los distintos temas que componen el Programa, identificar posibles riesgos diagnósticos mediante una valoración de los 11 patrones funcionales de Marjory Gordon (digo posibles riesgos diagnósticos ya que la muestra en principio es de adolescentes sanos), y es­tablecer una serie de indicadores basados en los resultados NOC que nos permitan comprobar la utilidad del Programa una vez finalizado éste (comparando las puntuaciones de los indicadores al principio y al final del Programa).

Escala de valoración sobre control de impulsos

Se formulan una serie de preguntas en las que la persona tiene que contestar con una puntuación del 1 al 3. Así, se obtendrán unas puntuaciones entre 14 (mínimo) y 42 (máximo), y el análisis de los resultados será el siguiente:

14-28.................. Alto control de impulsos o baja impulsividad

29-42.................. Bajo control de impulsos o alta impulsividad

Escala de valoración de habilidades sociales

Está basada en la Escalas de valoración de las Habilidades Sociales propuestas por Vicente Caballo. Consta de dos partes:

A)  Una parte motora, que consta de 64 ítems y cubre varias dimensiones de las habilidades sociales. En la hoja de respuestas, aparecen algunos ítems con un asterisco (*), en los que se invierte la puntuación, si el adolescente ha contestado un 4 se le cambia la puntuación al 0, si ha contestado un 3 se le cambia al 1, si ha contestado un 1 se le cambia al 3 y si ha contestado un 0 se le cambia al 4. El 2 permanece inalterable. La puntuación de los ítems sin asterisco no se modifica. Finalmente se suma la puntuación de todos los ítems y se obtiene una puntuación global del cuestionario, que nos da una idea de la habilidad social del adolescente en general.

B) Una parte cognitiva, que consta de 44 ítems y que evalúa toda una serie de pensamientos negativos relacionados con distintas dimensiones de las habilidades sociales. Se suman las puntuaciones de todos los ítems y se obtiene una puntuación global sobre la frecuencia de pensamientos negativos, relacionados con distintas situaciones sociales, que tiene el adolescente.

Escala de valoración de la autoestima

Se formulan una serie de preguntas, con dos posibles respuestas (a y b), la persona tendrá que elegir la que más se adapte a su forma de pensar. Por cada respuesta a se anotarán 5 puntos y por cada respuesta b se anotarán 10 puntos. Así, se obtendrán unas puntuaciones entre los 65 puntos (mínimo) y los 130 puntos (máximo). El análisis de los resultados será el siguiente:

 65-85.................. Baja autoestima

 86-110............... Autoestima moderada

111-130................ Buena autoestima

Escala de valoración sobre el conocimiento de drogas

Se formulan una serie de premisas sobre las distintas drogas a las que el adolescente tendrá que responder con Verdadero (V) o Falso (F). Pretende poner de manifiesto los conocimientos de los adolescentes sobre cada tipo de droga, los efectos que produce, etc. y no tanto sobre la frecuencia de consumo de cada uno de ellos, ya que es probable que la mayoría de ellos no consuma debido a sus edades (12-14 años) y además los resultados no serían muy fiables ya que las encuestas no son anónimas. Por cada respuesta acertada se anotarán 5 puntos, obteniéndose así una puntuación que puede ir desde los 0 puntos (mínimo) hasta los 150 puntos (máximo), siendo el análisis de los resultados el siguiente:

  0-50................ Bajo nivel de conocimientos

 51-100.............. Nivel intermedio de conocimientos

101-150............... Buen nivel de conocimientos

La plantilla de correcciones es la siguiente:

  1 2 3 4
Alcohol V V F V
Tabaco F V F -
Cannabis F V F V
Cocaína V V V F
Speed/Anfetaminas V F V V
Alucinógenos V F F V
Inhalantes V F V F
Heroína F V F -

 

6. PLAN DE TRABAJO Y CRONOGRAMA

El programa se llevará a cabo mediante sesiones quincenales de 50 minutos aproximadamente, en el aula correspondiente, durante el período de un curso escolar (9 meses).

El programa consta de distintas sesiones, cada una de ellas destinadas a trabajar un tema de los que considero necesarios para potenciar la salud mental de los jóvenes. Estas sesiones serán:

 

1. Taller de entrenamiento en habilidades sociales

Vicente Caballo define las Habilidades Sociales (HHSS) como «el conjunto de conductas emitidas por un sujeto en un contexto interpersonal, que expresan sentimientos, actitudes, deseos, opiniones y derechos de ese individuo, de un modo adecuado a la situación, respetando esas conductas en los demás, y que generalmente resuelve los problemas inmediatos de las situaciones, mientras minimiza la probabilidad de futuros problemas».

Podemos resumir y decir que las Ha­bilidades Sociales son un conjunto de comportamientos eficaces en las relaciones interpersonales. Estas conductas son aprendidas. Facilitan la relación con los otros, la reivindicación de los propios derechos sin negar los derechos de los demás. El poseer estas capacidades evita la ansiedad en situaciones difíciles o novedosas. Además, facilitan la comunicación emocional y la resolución de problemas.

A lo largo de este taller se pretende que el adolescente adquiera unas buenas habilidades sociales que podemos dividir en:

–   Básicas: escuchar, iniciar una conversación, mantener una conversación, formular una pregunta, dar las gracias, presentarse, presentar a otras personas, hacer un cumplido, etc.

–  Avanzadas: pedir ayuda, participación activa, disculparse, convencer a los demás, defender sus derechos, conocer los propios sentimientos, expresar los sentimientos, expresar afecto, resolver el miedo, enfrentarse con el enfado del otro, etc.

2. Taller de potenciación del autoconcepto y de la autoestima

La autoestima puede definirse como la conciencia de sí mismo, de la propia identidad, la habilidad de definirse y aceptarse con límites y capacidades, valorarse positivamente y quererse sin condiciones.

La baja autoestima está relacionada con una distorsión del pensamiento (forma inadecuada de pensar), es decir, con una autodevaluación.

A lo largo de este taller se pretende que el adolescente posea una buena autoestima, y para ello trabajaremos:

–   Detectar los pensamientos relacionados con la autodevaluación y hacer una crítica de ellos.

–   Buscar alternativas de pensamiento.

–   Conocer sus propios límites y aceptarse con ellos.

–   Realzar las cualidades positivas de cada uno/a de ellos/as y trabajar la conciencia de estas cualidades.

3. Taller de entrenamiento en control de impulsos

Podemos decir que un impulso es el deseo o la tentación de llevar a cabo algún acto, generalmente de manera súbita y sin reflexionar. Los impulsos nos hacen humanos y nos estimulan a avanzar. Normalmente, las personas tienen un control sobre sus impulsos, de forma que inhi­bimos esos impulsos cuando la consecuencia es dañina para nosotros/as mismos/as.

Cuando este mecanismo de control de los impulsos falla, aparece la impulsi­vidad no controlada que puede llegar a ser patológica, muy relacionada con el abuso de sustancias, el suicidio, las conductas de riesgo, el juego patológico, los trastornos de la conducta alimentaria, la agresividad, etc.

Si bien es cierto que la impulsividad muchas veces tiene un origen biológico (síndrome de lóbulo frontal, bajos niveles de serotonina, alteraciones funcionales en la amígdala, etc.), también es cierto que a veces responde a conductas aprendidas, y es aquí donde podemos trabajar.

A lo largo de este taller, se pretende que el adolescente consiga un buen control de sus impulsos, y para ello trabajaremos:

–   Detectar los propios impulsos.

–   Reconocer los sentimientos que generan.

–   Aprender a pensar antes de actuar.

–   Reflexionar sobre las consecuencias de la impulsividad.

4. Taller de prevención de consumo de drogas

En términos de drogodependencias, se utiliza la palabra «consumo» o «uso» cuando nos referimos exclusivamente a la utilización o gasto de una determinada sustancia. Esto en sí mismo no implica carácter nocivo, ni está ligado a los términos de dependencia y abuso, pero nuestro objetivo es la prevención del consumo, ya que si no hay consumo, no puede haber dependencia.

Actualmente, cada vez es mayor la disponibilidad y la accesibilidad a las distintas sustancias, lo que hace que cada vez sea mayor el riesgo de consumirlas.

Además, el adolescente, por estar en período de cambio y de búsqueda de nuevas sensaciones, y por la vulnerabilidad que caracteriza a esta edad, es un elemento clave de cara a la prevención.

A lo largo de este taller se pretende que el adolescente adquiera:

–   Conocimiento de cada tipo de droga, efectos, vías de administración, etc.

–   Conocimiento de conceptos tales como uso, hábito, dependencia, tolerancia, etc.

–   Conocimiento de las consecuencias físicas y psicológicas del consumo de drogas (comorbilidad), así como de los problemas sociales y familiares que derivan de su consumo.

5. Taller de resolución de problemas

Una persona se enfrenta a un problema cuando se enfrenta a una tarea que no sabe de antemano cómo resolverla. Esto, en la vida diaria, sucede muy a menudo, pero generalmente hemos adquirido unas técnicas para que la resolución de esos problemas sea lo menos costosa posible.

Hay veces que las personas carecen de dichas técnicas, lo que hace que la solución de sus problemas sea costosa y muchas de las veces, la solución tomada, no sea la adecuada, con todas las consecuencias que esto conlleva.

A lo largo de este taller, se pretende que el adolescente adquiera destreza en la resolución de problemas, explicándole la técnica paso a paso y mediante la aplicación de casos prácticos.

En cada una de los talleres, haré pasar unas escalas de valoración antes y después de haber puesto en marcha el programa, excepto en el taller de resolución de problemas. (Anexos).

Asimismo, realizaré una valoración de Enfermería (Anexo II) al inicio y al final de la aplicación del programa, donde pretendo recoger el grado de conocimiento acerca de la Salud Mental por parte de los adolescentes, así como el grado de cumplimiento de los objetivos planteados en el Programa de Enfermería utilizando para ello los indicadores NOC.

Al finalizar el programa, los resultados de cada valoración hecha antes y después de la aplicación de los distintos talleres, se someterán a análisis estadístico con SSPS.

Las sesiones se llevarán a cabo el primer y el último lunes de cada mes, de esta forma tendrán una periodicidad quincenal.

La metodología de trabajo está basada en el Programa de Enfermería que adjunto en el Anexo I.

 

7. PRESUPUESTO Y RECURSOS

Recursos humanos

El programa será llevado a cabo por la enfermera/o especialista en Salud Mental de un Centro de Salud Mental Infanto-Juvenil (CSMIJ).

Para el análisis estadístico de los datos necesitaremos un auxiliar administrativo que nos ayude con el soporte informático.

Recursos materiales

Para llevar a cabo el programa será necesario:

–   Aula en la escuela donde se impartirá el programa.

–   Material de oficina (folios, grapadora, fotocopiadora, bolígrafos, carpetas...).

–   Proyector de transparencias, pizarra, televisión y vídeo.

–   Escalas de evaluación que vamos a utilizar.

–   Cinta de vídeo con campañas de prevención de uso de drogas.

–   Soporte informático y paquete estadístico SPSS.

Recursos económicos

El presupuesto será el siguiente:

–    Enfermero/a especialista en Salud Mental, a tiempo parcial y con una duración de 9 meses........ 2700 €

–    Auxiliar administrativo, durante el último mes para realizar el análisis estadístic........  300 €

–    Material de oficina........ 150 €

–    Cinta de vídeo, transparencias........ 100 €

–    TOTAL....... 3250 €

 

8. BIBLIOGRAFÍA

ALMA-ATA 1978. Atención Primaria de Salud. OMS, 1978, Ginebra.

Costa M, López E. «Salud Comunitaria». Barcelona. 1986.

Serrano González I. «Educación para la Salud y la participación comunitaria». Díaz de Santos. Madrid, 1989.

Salleras. Educación Sanitaria. Díaz de Santos. Madrid. 1988.

Azagra M. «Educación Sanitaria en la formación básica de enfermería». Rol, 99. 1986.

Piédrola y cols. Medicina Preventiva y Salud Pública. Ed. Salvat.

Manual CTO de Enfermería. Apartado de Salud Pública. Madrid. 2001.

1Diario La Verdad. Murcia. Viernes, 11 de febrero de 2005.

2Pérez Barrero, Sergio Andrés, «¿Cómo evitar el suicidio en adolescentes?». www.psicologiaonline.com (Miembro del grupo de la OMS para la Prevención del Suicidio).

Kelly J. Entrenamiento de las habilidades sociales. Ed. Desclée de Brouwer. Bilbao. 1992.

Caballo V. Manual de Evaluación y Entrenamiento de las Habilidades Sociales. Madrid. 1993.

Calleja González M.a F. Entrenamiento en Autocontrol. Modelo Educativo preventivo centrado en las variables personales. Instituto de Ciencias de la Educación. Universidad de Valladolid. 1994.

Diagnósticos Enfermeros de la NANDA. Definiciones y Clasificación. 2001-2002. Editorial Harcourt-Brace. Madrid. 2002.

Johnson M. Clasificación de Resultados de Enfermería (CRE-NOC). Editorial Harcourt-Mosby. Madrid. 2001.

Johnson M. Clasificación de Intervenciones de Enfermería (CIE-NIC). Editorial Harcourt-Mosby. Madrid. 2001.

3Morales Medina, MJ, Olivencia Sánchez, JM, Hederle Valero C. «Habilidades Sociales: Educación para la salud en la escuela». Revista ROL de Enfermería. N.o 213. Mayo 1996.

4Antón López M.a D, Maciá Antón D, Méndez FJ. «Prevenir la drogodependencia: Un programa de intervención comportamental». Revista ROL de Enfermería. N.o 147. Nov. 1990.

5La Voz de Galicia. Jueves 17 de marzo de 2005.

6Diario de Alto Aragón. Marzo de 2005.

http://www.euskalnet.net/osasunekintza/ /p1/Parte1.html

http://www.psicoactiva.com/tests//test4.htm

http://www.psiquiatria.com

http://www.tuenfermeria.net

http://www.msc.es/pnd/

http://www.msc.es/profesional//preProSalud/

promocion//adolescentes/pdf/Ado1.pdf

 

11. ANEXOS

 

 

AGRADECIMIENTOS

A Assumpta Rigol, quien me ha dado grandes consejos y me ha hecho descubrir una parte muy bonita de nuestra profesión: la investigación.

A Pilar Herrero, por su apoyo y comprensión.

A mis compañeros y compañeras de residencia, en especial a Cris, Isalud, Sonia, Eva, Elena y Marta, por todo lo compartido, por todo lo que me han enseñado durante todo este año, porque sin ellas no sé si esto hubiera sido posible.

A mi familia, por animarme a embarcarme en esta aventura, a mis hermanos, y por supuesto, por todo, a mis padres.

Esther

 

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