Informaciones Psiquiátricas - Segundo trimestre 2007. Número 188

Programa de psicoestimulación global a través de las artes

 

Noemí Cullell Gómez

Fundación Uszheimer. Barcelona.

 

Recepción: 26-02-07 / Aceptación: 02-04-07

 

En los últimos años se ha producido en el campo de la psicogeriatría y concretamente en las demencias, una proliferación de diferentes técnicas y modelos de intervención todas basadas en el mismo objetivo: Mejorar la calidad de vida de la población afectada por la enfermedad de Alzheimer (EA) u otros tipos de demencia.

La eficacia demostrada a partir de la prac­tica clínica con otros colectivos como por ejemplo, los Traumatismos Craneoencefálicos (TCE), lesiones cerebrales infantiles, etc. junto con el aumento de la población de personas mayores que padece deterioro cognitivo, ha puesto de manifiesto la necesidad de crear intervenciones sistematizadas basadas en el mantenimiento de las capacidades intelectuales residuales de las enfermedades degenerativas como la demencia.

En el caso de las demencias hablamos de manejo, intervención o estimulación cognitiva en lugar de rehabilitación por las características de la irreversibilidad y progresión de los síntomas. Normalmente se prefiere el término intervención al de únicamente estimulación cognitiva porque en la actualidad, en enfermedades degenerativas como es la EA, la intervención cognitiva abarca varios ámbitos de la vida del paciente, la modificación del entorno físico, intervención sobre las acti­vidades significativas de la vida diaria, abordaje de los síntomas comportamentales que pueden acompañar a ese deterioro cognitivo, etc. (Jacas, 2000).

La mayoría de estos programas son pues integradores de la intervención cognitiva que han sabido unir la base teórica de la rehabilitación cognitiva a la experiencia práctica del manejo de este tipo de paciente.

El punto de partida con base científica demostrada en los que se fomenta la acción terapéutica en el campo de las demencias, es la capacidad plástica del cerebro. Por neuroplasticidad entendemos la respuesta que da el cerebro al adaptarse a situaciones nuevas y la capacidad de reestablecer su equilibro alterado después de una lesión (Geschwind, 1985). Entendiendo el termino de plasticidad cerebral como la tendencia al cambio que posen las sinapsis y que generan como resultado la actividad cerebral. La plasticidad teje el tapiz del que depende la continuidad de la vida mental. Las ramas termi­nales de las arborescencias dendríticas se remodelan sin cesar, y la morfología y función de la glía, así como de las interacciones neuronaglía se modifican. Todos estos cambios son fundamentales para la adaptación del organismo, mediando fenómenos tan dispares como el aprendizaje o la reparación espontánea de lesiones.

El concepto de neuroplasticidad, sin embargo, no fue desarrollado hasta la época de los 80 donde se describe al cerebro principalmente como un órgano dinámico que cambia constantemente su arquitectura y sus relaciones funcionales. Concepto hasta entonces totalmente desconocido por la comunidad científica de la época que había considerado al cerebro como un órgano estático es decir, una vez establecidas las conexiones de una neurona con otras dentro del sistema nervioso estas permanecían así hasta el resto de la vida.

Recientemente, algunas investigaciones ponen en evidencia la capacidad que tienen las neuronas lesionadas para regenerarse y establecer nuevas conexiones (Goldman, 1995; Thompson, 2000; Schliebs, 2001; Teter, B y Ashford, 2002) Existe pues neuroplasticidad en el cerebro anciano, incluido en el demente, si bien en menor intensidad. Es evidente que en las fases de elevado deterioro cognitivo, la neuroplasticdad será nula debido a la gran perdida de masa neural, desarborización sináptica y bloqueo de neurotransmisores (Carr y cols., 1995; Goldman, Plum, 1997). Estas afirmaciones apoyan las de muchos autores que durante los últimos años han indicado que además del proceso neuropatológico observado en la demencia también apa­recen otros procesos como el de la plas­ticidad neuronal, debido a los cambios cerebrales que se producen en cerebros afectados por la demencia, en especial por la enfermedad de Alzheimer. Es evidente que la plasticidad se produce mediante el intento del sistema nervioso central por intentar reestructurar las funciones cerebrales o compensar el daño causado por la enfermedad (Mikkonen y cols., 2001).

En el caso de la demencia, está claro que las unidades de tratamiento han de ser globalizadoras con el objetivo de coordinar de manera más eficaz, rápida y económica, las múltiples intervenciones necesarias en los diferentes niveles de organización del sistema nervioso central) por cada uno de los especialistas que trabaja en el campo de la estimulación. También tienen la obligación de trabajar con modelos teóricos, y de presentar datos de sus resultados utilizando herramientas estandarizadas para que la comparación de resultados entre diferentes unidades y métodos nos permita el avance, tan necesario en el tratamiento de estos enfermos.

La mayoría de terapias o intervenciones psicosociales aplicadas en el ámbito de la demencia se derivan a través de diferentes enfoques. La orientación de la intervención psicoestimulativa depende en gran medida del profesional implicado, del lugar donde se realiza la intervención y también de las circunstancias que ro­dean al paciente (estadio evolutivo, familia, edad...). Por eso cualquier intervención ha de tener una definición clara de las actividades y desarrollarla de acuerdo con las posibilidades reales de la ejecución (Varona, 2000).

Actualmente, en nuestro país se están desarrollando diversos programas de intervención en las demencias, con el objetivo de favorecer y optimizar el tratamiento psicoestimulativo de los pacientes afectados por EA. Uno de estos programas es el Programa de psicoestimulación global Uszheimer donde se ofrece una atención integral a la persona. Además, todas las actividades están programadas y tienen un objetivo último común: Maximizar las capacidades cognitivas, sociales y motoras de la persona, con el propósito de lograr la máxima calidad de vida y la intención de retrasar al máximo el deterioro cognitivo del paciente.

El programa de psicoestimulación global uszheimer (Cullell y cols. 2005) cuenta con una serie de intervenciones divididas formalmente en dos bloques diferenciados que está justificada a partir de la diferenciación entre los dos grandes ámbitos que se trabaja en el programa de psicoestimulación de la fundación Uszheimer.

  • El programa de entrenamiento cognitivo.

  • El programa de psicoestimulación a través de las artes.

El programa de entrenamiento cognitivo tiene como objetivo trabajar las capacidades intelectuales más significativas para el mantenimiento cognoscitivo del paciente durante el curso de la demencia.

Por otra parte, el programa de psicoestimulación a través de las artes es el complemento ideal para potenciar de una forma globalizadora las competencias sociales y emocionales que igual que las capacidades intelectuales se ven afectadas en una enfermedad como ésta.

Las últimas tendencias en el marco de las intervenciones psicosociales aplicadas a la demencia favorecen una visón holística entendiendo como tal, la necesidad de contemplar la permanencia en el ambiente. Nuestro programa de psicoestimulación global Uszheimer contempla a más la implicación de los familiares, que son nuestro principal apoyo y recurso social, brindándoles la información y ayuda que necesitan.

No obstante, es difícil llegar a conclusiones generales que engloben todas las propuestas terapéuticas. Sin embargo, mientras no exista ningún tratamiento eficaz en las demencias, programas de este tipo pueden utilizarse como tratamientos que mejoran aspectos cognitivos, comunicacionales, emocionales o de adaptación a la vida diaria, con la finalidad de optimizar y mejorar la calidad de vida del paciente y de su entorno.

 

BIBLIOGRAFÍA

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