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          Informaciones
        
        
          
            Psiquiátricas
          
        
        
          2016 - n.º 225
        
        
          que operan en el grupo al que pertenece”
        
        
          (Foulkes, 1971:212).
        
        
          Para Dalal (1998), el inconsciente social
        
        
          es una representación de la institucionali-
        
        
          zación de las relaciones sociales de poder
        
        
          en la propia estructura de la psique. En este
        
        
          sentido, es un puente entre lo social y lo
        
        
          psicológico, un puente cuyo material es
        
        
          el lenguaje o como Elías lo expresaría, el
        
        
          símbolo. Por tanto, siguiendo los pasos del
        
        
          Foulkes radical y de Elías, Dalal incorpora
        
        
          las ideas de poder y del símbolo en su defi-
        
        
          nición del inconsciente social.
        
        
          Otro autor que ha sistematizado el estu-
        
        
          dio del inconsciente social y que ha firmado
        
        
          varias publicaciones sobre este concepto
        
        
          es Hopper (1996, 2003), para quien el in-
        
        
          consciente social se refiere a la presencia
        
        
          y coacciones de las situaciones sociales,
        
        
          culturales y comunicacionales de las que no
        
        
          somos conscientes, y no somos conscientes
        
        
          en la medida en que estas situaciones no
        
        
          son percibidas (“desconocidas”), y si son
        
        
          percibidas no son reconocidas (“negadas”),
        
        
          y si son reconocidas no se toman como pro-
        
        
          blemáticas (“dadas”), y si se toman como
        
        
          problemáticas no se consideran con un gra-
        
        
          do óptimo de distanciamiento y objetividad.
        
        
          Es decir, para Hopper estamos condiciona-
        
        
          dos por el inconsciente social de una forma
        
        
          natural, ya que inevitablemente nos encon-
        
        
          tramos inmersos y nuestras identidades han
        
        
          sido y son constituidas por dichas coaccio-
        
        
          nes socio-culturales. Conviene aclarar que
        
        
          aquí coacción no pretende implicar solo res-
        
        
          tricción, inhibición o limitación, sino tam-
        
        
          bién facilitación o desarrollo.
        
        
          Finalmente, otro de los autores que cabe
        
        
          mencionar en el estudio del inconsciente
        
        
          social es Weinberg (2007), quien lo define
        
        
          como la co-construcción compartida e in-
        
        
          consciente de los miembros de un determi-
        
        
          nado sistema social como una comunidad,
        
        
          nación o cultura, que incluye ansiedades,
        
        
          fantasías, defensas, mitos y recuerdos com-
        
        
          partidos y cuya construcción se realiza con
        
        
          los traumas y glorias escogidos.
        
        
          En su trabajo, Weinberg diferencia el in-
        
        
          consciente social de otros conceptos como:
        
        
          
            1)
          
        
        
          El Superyó: que es distinto en cada in-
        
        
          dividuo.
        
        
          
            2)
          
        
        
          Los aspectos sociales en el inconsciente
        
        
          individual: que no son compartidos.
        
        
          
            3)
          
        
        
          El inconsciente colectivo de Jung: que es
        
        
          hereditario, no basado en los recuerdos y
        
        
          universal, que va más allá de una deter-
        
        
          minada cultura.
        
        
          
            4)
          
        
        
          Las pautas socio-culturales no conscien-
        
        
          tes: que no son defensas inconscientes.
        
        
          
            Del inconsciente freudiano
          
        
        
          
            al inconsciente social
          
        
        
          La aparición de la teoría grupoanalitica
        
        
          en la segunda mitad del siglo XX, supone un
        
        
          cambio revolucionario en la concepción del
        
        
          individuo como un ser en interacción dinámi-
        
        
          ca con otros individuos. Foulkes y Elías intro-
        
        
          ducen una nueva forma de considerar el papel
        
        
          de la sociedad, señalando que el individuo
        
        
          queda integrado e impregnado por lo social.
        
        
          Las aportaciones de estos dos autores jun-
        
        
          to con las de Goldstein y su teoría holística,
        
        
          los conceptos de la teoría de la Gestalt y el
        
        
          contexto histórico-cultural de la postguerra,
        
        
          dejaban atrás la concepción psicoanalítica
        
        
          de las dicotomías (mundo interno y mundo
        
        
          externo, cuerpo y mente, innato y adquirido,
        
        
          individuo y sociedad, etc.) puesto que eran
        
        
          consideradas como una abstracción que no
        
        
          tenía sentido dentro de una visión holística
        
        
          más amplia.
        
        
          “Cada individuo- en sí una abstracción, ar-
        
        
          tificial aunque plausible-está básica y cen-
        
        
          tralmente determinado, inevitablemente, por
        
        
          Bernat Sánchez Gregori