INFORMACIONES PSIQUIÁTRICAS - page 72

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Informaciones
Psiquiátricas
2014-n.º 216
a su alta prevalencia en la población anciana
y su aparición supone una serie de cambios
y retos en el entorno familiar del paciente
desde el punto de vista afectivo, económico,
personal y social.
Ante este problema la sociedad ha desarro-
llado diferentes estrategias para abordar el
problema desde el punto de vista sanitario,
social, económico y legal sin perder de vista
la otra parte del binomio que es el cuidador
principal. En nuestro país se canalizan todas
las ayudas de la dependencia a través de los
canales establecidos por la ley de la depen-
dencia (ley 39/2006), ofreciendo un amplio
abanico de recursos y servicios que pueden
ser útiles a los pacientes y que se valoran
independientemente del diagnóstico social,
y donde la institucionalización suele plan-
tearse cuando el deterioro funcional y/o la
situación conductual superan la competencia
del cuidador o provocan su claudicación, con
una red social de apoyo frágil o inexistente.
La crisis económica actual ha supuesto en
nuestro país un recorte en el presupuesto en
políticas sociales y entre ellas de las ayudas
a la dependencia y a los discapacitados. Esto
nos hace pensar que quizás debamos utili-
zar y adecuar nuestros recursos de otra forma
que nos permita encontrar un modelo más
sostenible fundamentado en los derechos de
la persona y el respeto a sus preferencias.
Ello tendría un efecto directo en la forma de
trabajar con el paciente y la familia que nos
permitiría capacitar al cuidador en lugar de
sanitarizarlo, hacer más partícipe a la familia
en la atención del paciente, utilizar los re-
cursos sociosanitarios sin depender de ellos,
y centrar el modelo de atención al paciente
en el propio individuo.
Ante esta situación la asistencia domici-
liaria mediante un programa de actividades
de estimulación cognitiva y funcional, es un
instrumento muy adecuado para atender esta
necesidad que ya es presente hoy, y que lo
será aún más en el futuro a corto plazo. A
continuación se revisarán los tres ejes princi-
pales sobre los que se debe vertebrar en este
tipo de intervención: la familia, el entorno y
las estrategias de intervención.
Intervención con la familia
El perfil de cuidador en nuestra sociedad
corresponde a un adulto de unos 55 años,
mujer, en su mayoría cónyuge o hijo y que
suele convivir con el paciente. Aunque nues-
tros padres y las personas mayores fueron
educados para que cuando llegaran a viejos
vivieran y cuidaran de los suyos, existen dos
variables que suelen precipitar la institucio-
nalización de la gente mayor: la sobrecarga
y los problemas de salud en el cuidador y de
otra parte la mayor dependencia funcional
conforme avanza la demencia y la presencia
de trastornos conductuales.
En los países anglosajones se suele inter-
venir de forma indirecta con el paciente a
través del cuidador y bajo la supervisión del
terapeuta ocupacional. Éste suele encargarse
de determinar las preferencias y habilidades
del paciente, de conocer cuál es la interac-
ción del cuidador y el paciente y en la medida
de lo posible habilitar recursos para canali-
zar la tensión que se genera en su relación,
así como de establecer y adaptar actividades
que pueden llevar a cabo juntos. Una vez de-
terminadas las necesidades se establece un
plan de intervención en el cual se definen
cuáles son las estrategias compensatorias y
ambientales necesarias para que la actividad
sea llevada a cabo en función de los hábitos
y habilidades cognitivas del paciente, entre-
nando al cuidador para que pueda realizar
una supervisión eficaz y proporcionando un
soporte práctico en la resolución de proble-
mas y soporte emocional al cuidador. Esta
manera de trabajar ha demostrado cierta evi-
dencia científica ya que al trabajar de forma
individualizada supone un mayor impacto en
Magda Castellví Sampol
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